AMOS a ver si lo he entendido bien. O sea, que no puedes colgar una foto de tu propia teta en Facebook, pero otros sí pueden subir una grabación de cómo orinas en la calle en una web pornográfica. Y ojito con llamarles delincuentes porque dice un juez que no lo son. Que si meas a la intemperie las imágenes de tus partes íntimas pueden pasar a ser de dominio público sin consecuencias penales. A mí este despropósito me produce incontinencia, pero verbal. A las decenas de mujeres gallegas a las que les ha ocurrido de verdad, ni les cuento. Han sido ellas, pero podríamos haber sido cualquiera de nosotras. Que levante la mano, si no, quien en algún momento de su vida no haya hecho pis al aire libre. Lo mismo lo haces en el monte y hay un pervertido agazapado detrás de un seto con una videocámara y un traje de camuflaje. Y viene alguien con una toga diciendo que aquello no atenta contra tu intimidad. Vamos, que si este sinsentido no se enmienda, ya tienen unas cuantas recomendaciones más que hacer a sus hijas, sobrinas o nietas. Que cojan la vez en la cola del baño nada más llegar a una fiesta para poder usarlo antes de que les reviente la vejiga. Que entrenen la apnea para no respirar en los váteres químicos. Que se apunten a yoga para poder sujetar a la vez la puerta, el móvil, la copa para que no les echen droga, el cigarro, los pañuelos, el bolso y el gel hidroalcohólico. ¡Ah! Y que miren si hay algún auto judicial en el retrete.

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