vive en otro planeta o no habrá podido escapar de las garras del docushow que ha disparado los dígitos del share en Mediaset a cuenta de las vivencias de Rocío Carrasco que, concerniendo a la violencia machista, ha implicado hasta a ministras de Moncloa. Al calor de las reacciones, el emporio ha despedido al exmarido de la protagonista tras darle voz y ser cómplice durante años de la presunta revictimización de la hija de la más grande, y manteniéndole en nómina todos estos meses en los que la productora de rigor elaboraba con conocimiento de causa el Big Bang que ansiaba provocar. Más allá de las aristas delicadas del caso en cuestión, que debería ser lo trascendente y manejarse de otra forma, a la insaciable compañía de comunicación no se le escapa una. Tal es así que, para adornar el drama, recurre machaconamente a la canción Tout l'univers con la que el suizo Gjon's Tears aspira a reinar en Eurovisión. La decisión no es baladí. Proyecta una intención y supone un golpe en el mentón de RTVE para desnudar su desprecio a la marca que le reporta la mayor audiencia y que sin embargo maltrata a prueba de errores y nula promoción del representante de turno, esta vez Blas Cantó, mascándose otro fiasco de la factoría Toñi Prieto, la jefa del área. La Sexta se ha unido al desafío de Telecinco y se publicita con fragmentos de El diablo (la candidatura de Chipre) y Discoteque (Lituania). El ente público sí que vive en otro uni... universo.

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