L año de las últimas veces fue tal por no ser como los anteriores y esperemos que tampoco como los siguientes. Esta es la última vez del año que escribo covid, que cuando fue la primera nos sonó a chino, y por algo era. Es el año en que recordó la última vez que se enamoró de un rostro porque el virus ocultó y apagó la sonrisas o cuando salió de un concierto en lugar de escuchar la música enlatada o de un cajero tras ver su sueldo íntegro y no hecho jirones. El año en que descubrió a un epidemiólogo y ahora crecen por esporas y en el que por vez última creerá en la palabra de un político. O en el que estrenó el teletrabajo o, peor aún, tuvo trabajo por última vez. El año en el que rebuscas cuándo fue la última vez que dijiste "te quiero" y te das cuenta de que lo haces menos de lo que debes porque nunca imaginas que va a ser la última. El año de aquella última gran quedada, de un último cumpleaños o de una última mirada y pensaste que era toda tu vida. Enterramos el año de los abrazos vacíos y los besos robados que enterró a tanta gente. Escuché decir que esta lacra, y lo vendidos que hemos estado ante ella, ha sido como las pérdidas, que llegan sin avisar y no te das cuenta de que has vivido muchas últimas veces. Si nos advirtieran, seguro que aprovecharíamos cada momento como si fuera el último. Últimas veces que no nos abandonarán solo con cambiar hoy de calendario. Pero que ojalá nos acompañen para salir de esta de una... vez. isantamaria@deia.eus