solo dos meses de la Nochebuena, el que más y el que menos ya ha trazado varios planes de contingenia para las reuniones familiares navideñas en la época de covid. Si en mayo queríamos salvar el verano, en octubre ya solo aspiramos a salvar la Navidad. Porque si las restriciciones siguen vigentes, las cenas van a ser un poema. Solo convivientes, máximo de 6 personas a la mesa y en una burbuja. Veladas íntimas y mejor en confinamiento. El gobierno ha anunciado que quiere limitar tan entrañables festejos y en Catalunya ya se plantean unas cenas navideñas con seis personas mientras advierten de que no se deberán mezclar familias en las celebraciones. A ver cuánto tardan en hacer las recomendaciones para una "cena de Navidad segura". Nada de sentarse con los cuñados, ni compartir plato, ni cantar alto, mantener una distancia de metro y medio y comer las gulas con las ventanas abiertas de par y par y creando corriente. Despídete de las cenas de empresa (al fin, algo bueno), encarga un amigo invisible on line, y toma la uvas por videoconferencia. Sin Ferias de Santo Tomás, San Silvestres, cabalgatas ni cotillones, el coronavirus va a terminar convirtiéndose en el nuevo Grinch navideño. Mientras tanto, algunas amatxus de esas que cocinan tres días para 700 estarán pensando; ¡El fregar se va a acabar! ¡Al fin una noticia esperanzadora entre tanta desgracia!

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