OMO no corren buenos tiempos para la lírica, no sabe uno si escoger entre los sainetes de Ramón de la Cruz -¿Cuál es tu enemigo?, que vendría al caso- o la prosa didáctica de Baltasar Gracián, El arte de la prudencia, que también. No estarían de más en una presunta biblioteca en Ibaigane o Lezama, aunque digan falsariamente que el fútbol es de iletrados, tras la pavorosa imagen que el Athletic traslada dentro y fuera del campo. A la primera obra literaria solo le faltaría el reparto de personajes en el frustrado regreso de Llorente para dar con los responsables, que deben ansiar dejar el despacho y vestirse de corto por vez primera en su vida tras puentear a quienes de verdad han mamado el sacrificio sobre el verde. Eso sí, resulta curioso que los empleados de cualquier empresa sean quienes aconsejen al capataz con quién rellenar la plantilla. Del segundo libro ya se empaparon en el banquillo de San Mamés cuando al difunto Senekowitch se le ocurrió decir que se conformaba con perder 1-0 en el Bernabéu y le cayeron siete. Temeraria afirmación como la de Garitano al predecir que "la Primera División no está fácil" para el Athletic. Más que cuando Heynckes soltó lo de conducir "un Volkswagen en la Fórmula 1" y le cayeron chuzos de punta pese a ser un erudito. Ya lo avisó Jesús en su Sermón del Monte: "No echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen". Vamos, que callados más guapos.

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