OS diputados han cobrado durante el estado de alarma dos millones en dietas por no ir a trabajar. Apenas medio centenar se desplazaron al Congreso en esas semanas, pero todos, excepto uno, percibieron esta cuantía. El único que se dio de baja fue Odón Elorza, que trasladó en abril por carta su renuncia al complemento mensual de 1.900 euros. Muchos de ellos se han atrevido a proclamar que iban a a donar esa cantidad. Pero no nos engañemos. No donan nada porque han cobrado un dinero que no les pertenece ya que no han tenido ningún gasto derivado de su actividad. Y si no ¿dónde están las facturas de kilometraje, alojamientos o medios de transporte? Esto recuerda a aquellos europarlamentarios que hace unos años fueron denunciados por fichar los viernes en Bruselas o Estrasburgo para cobrar 300 euros en dietas y, acto seguido, salir hacia el aeropuerto para volver a casa. ¡Menudos linces! Mientras que el gobierno animaba a que las empresas se acogieran a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo, ¿cuántos políticos han sudado la camiseta desde el 14 de marzo al 21 de junio? Nos habríamos ahorrado una pasta si se hubiera metido a muchas de sus muy currantas señorías en un ERTE. Y no quiero ni pensar qué cifra sumaría si añadiésemos Senado, diputaciones, gobiernos, ayuntamientos... Pero, claro, estaban trabajando en su casa muy duramente. Es lo que tiene vivir en un país rico, que sobra la pasta y los caraduras.

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