A próxima semana, quien tenga niño y perro triunfa. Y no faltará aquel que se turne a la criatura como antes a la mascota porque son los nuevos salvoconductos para pisar la calle. Inicialmente parecía que los supermercados iban a ser el patio de un colegio porque el gobierno daba luz verde a que los niños pudieran ir con los padres a todos los puntos de contagio: hípers, bancos, farmacias... Luego rectificaron y extendieron la libertad vigilada de los críos. Que alguien me explique por qué pueden los niños salir a dar un paseíto y un adulto no puede dar una vuelta solo. Si no somos unos jetas, unos comedores compulsivos todo el día cargando con la bolsa de Eroski o unos inconscientes de esos que van con la mascarilla y se la levantan para fumar, seguiremos en arresto domiciliario. ¡Tres semanas de estudio de los expertos para tomar esta medida! Que digo yo que igual son especialistas en pimpón, horticultura y futbolín porque si no, no se entiende. Quizá el plan de confinamiento es obra de Anacleto y la desescalada corre a cargo de la bruja Lola. Absurdo. Tan absurdo como que pueda abrir un estanco -todo el mundo sabe es esencialísimo-, una floristería -¡ah, que tiene comida para perros!- y una tienda de golosinas -imprescindibles los gusanitos y las gominolas en el confinamiento- y tengan que mantenerse cerrados otros millones de locales. ¡A ver qué dicen mañana!

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