LO afirmó el Papa Francisco en 2017: "Los padres son custodios y no propietarios de sus hijos". Porque el dichoso pin parental no es sino la forma pija de llamar a lo que en verdad supone una censura a la realidad social en toda regla. Porque el objetivo no es legislar sobre el derecho de los padres a elegir la educación que reciben sus hijos, sino mostrar el modelo público como un lugar incómodo y sectario para destruir todo aquello que nos debe garantizar la igualdad de oportunidades, la cohesión y las libertades, que no deben entender de ideologías. Porque a los hijos no se les educa solo para vivir en familia sino para hacerlo en sociedad. Porque además la intención de la derecha y su ala más extrema es inconstitucional, ya que la única objeción de conciencia prevista en la sacrosanta Carta Magna era la relativa al servicio militar obligatorio y porque el venerado Tribunal Supremo ya dejó bien claro que el sistema educativo no se subordina al derecho del ámbito familiar. Reconforta mucho saber que la comunidad educativa ha reaccionado con contundencia ante semejante barbaridad. Los padres tienen derecho a enseñar a sus hijos sus valores pero no a que conozcan solo los suyos. Vox ya ha logrado colarse de nuevo en primera fila mediática. Verán cuando se enteren de que el domingo, por vez primera en 18 años, se cantará una canción en euskera en Operación Triunfo (Ilargia, de Ken Zazpi). Lo mismo Abascal ordena asaltar el plató.

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