DIEZ veces, diez, preguntó a Boris Johnson el sábado en Birmingham el moderador del primer debate entre este y Jeremy Hunt, su rival para suceder a Theresa May como líder conservador y premier, por el incidente doméstico con su pareja -gritos y golpes- que airearon sus vecinos en la prensa británica. Y diez veces, diez, no contestó Johnson, quien además ha rechazado estar hoy en otro debate, este televisado por Sky News. Ha dicho Hunt al respecto que a él no le interesa la vida privada de Boris, conocida por agitada ya antes de que las relaciones con su relaciones publicas, ahora pareja, Carrie Symonds, 31 años, 24 más joven, rompieran su segundo matrimonio. Todo el mundo al otro lado del channel conoce que Boris no comparte solo nombre con su tocayo Grushenko protagonista de aquella última noche de Woody Allen. Para Hunt, lo que no puede permitir la democracia británica -oh my god!- es que alguien llegue a premier evitando contestar preguntas. Viene a decir en modo british que importa más el silencio puertas afuera del 10 de Downing Street que los gritos y golpes umbral adentro. Pero hasta los vecinos del nº 11 de esa calle, la familia del ministro de Hacienda, mister Hammond, y del nº 9, que alberga el Departamento para el Brexit, deben saber que en este caso no es la discreción lo exigible a un político.