A Israel no le gusta la verdad
ES bien sabido que no soy el presidente del club de fans de Pedro Sánchez. Eso no es obstáculo para que, incluso intuyendo que sus palabras obedecen más al cálculo que a la convicción, aplauda al presidente español por las tres o cuatro cosas obvias que lleva dichas sobre las matanzas de Israel sobre la población palestina.
Lo de ayer en RTVE volvió a ser de catón. Simplemente, manifestó sus serias dudas sobre el cumplimiento del derecho internacional humanitario en las operaciones de castigo contra Gaza.
Una vez más, Tel Aviv la agarró llorona y mandó primero llamar a una reunión “de reprimenda” (tal cual) a la embajadora española y, acto seguido, ordenó que su representante en Madrid se retirase a su país. Todo ello, aderezado con una ristra de insultos al jefe del Gobierno español. Ojalá el inquilino de Moncloa siga dando razones para el crujir de dientes a quienes están perpetrando una carnicería ante los ojos de todo el mundo.
Feijóo rescata a los maestros del látigo
¿Recuerdan la leyenda del “moderado Feijóo”? Fue apenas anteayer cuando se celebró su entronización, previo acuchillamiento de su antecesor, como la persona que iba a conducir por fin a su partido al centro del tablero político. Pues vaya puntería tuvieron los profetas. Hoy Pablo Casado pasa por la encarnación de la tibieza al lado del actual baranda de Génova, 13.
Vamos perdiendo la cuenta de los bandazos a la requetediestra del gallego. El penúltimo fue la designación como portavoz titular en el Congreso de un tipo llamado Miguel Tellado, cuya única virtud conocida es su capacidad para el insulto, cuanto más grueso, mejor.
Pero como no hay plusmarca que no pueda superarse, ayer supimos que al individuo lo acompañarán como portavoces adjuntos nada menos que Cayetana Álvarez de Toledo y Rafa Hernando, acreditados maestros de la fusta dialéctica que en no pocas ocasiones dejan a los graznadores principales de Vox como socialdemócratas aguachirlados.
Por si lo dudábamos, nos aguarda una legislatura pródiga en ladridos y ayuna de debate honesto. Claro que luego nos saldrá Borja Sémper con sus gafitas redondas para compensar.