Uno de los episodios más entretenidos del lamento diestro ha sido el repentino amor por el PNV de algunos de los amanuenses que más estopa atizan a los jeltzales. Cuando la necesidad aritmética aprieta, los discursos cambian hasta lo rídiculo, como esta piada del tribulete ultraconservador Javier Negre: “El PNV tiene que elegir Feijóo. Apoyar a Sánchez que ha legitimado a su rival Bildu sería un suicidio. Urkullu y Feijóo son íntimos amigos”. Menudo argumento. Por lo menos, el incombustible Luis María Anson se lo curraba más: “El PP ha mantenido a lo largo de muchos años acuerdos y colaboración con el PNV, un partido liberal conservador, con un partido democristiano, que vertebra lo más constructivo de la Autonomía vasca”. Pues es que no.