ATLETA ya legendario: Con 37 años –¡37!–, cada vez está más cerca de cumplir el sueño imposible de bajar de las dos horas en una maratón. El pasado domingo, en Berlín, paró el crono en dos horas, un minuto y 9 segundos. Mejoró en nada menos que medio minuto su récord anterior, también en la capital alemana. Es más: en la mitad de la prueba estuvo por debajo de la hora. Cuentan los que saben que si no le hubieran fallado las liebres, habría caído la marca anhelada. A nadie le cabe la menor duda de que seguirá intentándolo, sin dejar de ser fiel a su sencillo método, basado en no pasar ni un día sin entrenar, comer casi siempre lo mismo, echarse la siesta, dedicar un rato a la lectura y, sobre todo, mantener el afán por superarse. Es usted muy grande.