L acuerdo alcanzado ayer mediante el que Rolls-Royce venderá el 100% de la compañía aeronáutica vasca ITP Aero a un consorcio liderado por el fondo estadounidense Bain Capital e integrado también por Sapa y JB Capital, con el visto bueno inicial de los gobiernos vasco y español, es, en principio, una buena noticia tanto para la empresa con sede en Zamudio y sus trabajadores como, en general, para la economía y el empleo de Euskadi. Las arduas negociaciones y el hecho de que el pacto se haya cerrado a las pocas horas de que se agotara ayer mismo el plazo indican que los términos y condiciones de la alianza no han sido sencillos, por lo que aún es necesario guardar la debida prudencia sobre su desarrollo real. El acuerdo recoge el compromiso por parte de Bain Capital de mantener tanto el empleo como el centro de decisión y domicilio social y fiscal de ITP en Euskadi, así como la puesta en marcha de un proyecto con capacidad industrial y tecnológica. Compromisos que eran la exigencia planteada por el Gobierno vasco -y que el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, reiteró el pasado sábado- para el visto bueno de la operación y cuyo cumplimiento podría facilitar una futura entrada del Ejecutivo en el accionariado de la compañía, tal y como confirmó ayer la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia. ITP -novena compañía de motores y componentes aeronáuticos del mundo- se ha consolidado en los últimos años como una empresa clave para Euskadi y su venta suponía una operación de riesgo, sobre todo por la necesidad de garantizar su arraigo y capacidad de decisión en la CAV y su pleno desarrollo industrial, tractor también de otras actividades y por tanto generador de empleo, recursos y riqueza. Es, por tanto, mucho más que una "atractiva oportunidad de inversión", tal y como la definió Bain Capital. Si el Gobierno vasco ha presionado para que el acuerdo fijara estos compromisos, el Ejecutivo español subrayó que ha actuado como "garante de los intereses nacionales" al ser ITP Aero una "empresa estratégica a nivel tecnológico, de la defensa y la seguridad nacional". Fijado el acuerdo en los términos anunciados, queda ahora la monitorización, seguimiento y control del cumplimiento de los compromisos, a la espera de que los mismos aseguren el futuro de una compañía estratégica para el conjunto de Euskadi.