LA situación de bloqueo político e inestabilidad institucional en el Estado español amenaza con ha-cerse crónica tras prácticamente un lustro en el que los principales partidos políticos han sido incapaces de llegar a acuerdos de alcance o de trascendencia social. La cercanía de las cuartas elecciones en cuatro años, unida a la inminencia de la histórica sentencia del Tribunal Supremo respecto a los líderes del procés independentista en Catalunya -que marcará un antes y un después en la justicia y la política en el Estado- y otras circunstancias como la anunciada crisis económica y las repercusiones que se deriven del Brexit -máxime si se produce sin acuerdo-, están exacerbando los discursos y algunas actuaciones políticas hacia comportamientos excesivamente partidistas, extremistas o alejados de la moderación e incluso rupturas por motivos personalistas. Todo ello abunda en el riesgo de incidir en el creciente desinterés de la ciudadanía hacia la cosa pública y, en general, “los políticos”. En este contexto enrarecido y agitado, y en el que se echa en falta el leal funcionamiento de la política, el PNV celebra hoy en Foronda su tradicional Alderdi Eguna en un clima radicalmente distinto al que se percibe en el Estado. La formación jeltzale, que proclama su convencimiento en su apuesta por el diálogo político, por la cultura del pacto y el acuerdo, la moderación y la estabilidad, busca subrayar su sintonía con la ciudadanía vasca en los grandes ejes que le han conferido desde hace décadas el liderazgo indiscutible en Euskadi y en el alejamiento del clima de confrontación -en muchos casos con evidentes signos cainitas-, radicalismo, enfrentamiento y ausencia de cultura política que presiden en la actualidad la acción política en el Estado. Todo ello, sin dejar de subrayar sus principales metas, como son el reconocimiento de la existencia de la nación vasca y el progreso y el bienestar de su ciudadanía, plasmadas en el lema que presidirá los actos de hoy: Euskadik aurrera darrai. Es evidente que el clima preelectoral impregna ya cualquier actuación política pero es necesario distinguir las apuestas por los acuerdos y la estabilidad, en consonancia con la gran mayoría social vasca, del enfrentamiento estéril y el bloqueo al que nos está abocando la clase política española. Se trata, en realidad, de una cuestión de mera supervivencia para la nación vasca.