LAS expectativas puestas en el nuevo Gobierno tras las elecciones generales del pasado domingo marcaron ayer la celebración del Día Internacional de los Trabajadores, que discurrió bajo unas connotaciones especiales, después de tres días de la cita con las urnas y que los sindicatos aprovecharon para marcar la agenda en materia de derechos laborales. Las débiles bases del crecimiento y la necesidad de alcanzar mayores cotas en la calidad del empleo siguen situándose como las grandes asignaturas pendientes de la acción de Gobierno en Madrid junto al blindaje de las prestaciones, por las que los pensionistas mantendrán sus movilizaciones. La cita de este año de las centrales sindicales ha supuesto una oportunidad, tras el triunfo electoral de la izquierda, para pedir al ahora gobierno en funciones de Pedro Sánchez que aborde una agenda social que incluya cambios como la derogación de la reforma laboral que el PSOE abordaba en su programa a través de la revocación de sus aspectos más lesivos junto a la aprobación de un nuevo Estatuto de los Trabajadores. Una contrarreforma, también presente en las reivindicaciones de los sindicatos vascos ayer, con ELA situando la defensa a la huelga a la cabeza de sus demandas, con fuertes críticas al PNV y a los partidos de la oposición y otorgando continuidad a la dinámica de los últimos tiempos del sindicato que ahora pilota Mitxel Lakuntxa mientras que LAB dibujó el eje de la jornada en la lucha contra la precarización. El nuevo tiempo en todo caso debiera de servir, no solo para expresar, bajo la liturgia tradicional del Primero de Mayo, las demandas en esta cita entre comicios sino para abordar de una vez el rescate de los puentes de diálogo social rotos, principalmente por la política de confrontación ya proverbial del sindicato mayoritario en Euskadi. Con todo, conviene mantener la defensa de los convenios vascos, el fin de la brecha salarial de género y la salvaguardia del sistema público de pensiones, amenazado en las últimas semanas por la privatización que propugnaban algunas formaciones políticas derrotadas el 28-A. La cercanía de las pasadas elecciones generales y las próximas municipales forales y europeas del 26-M ofrecieron tinte político a una jornada para un nuevo tiempo en el que conviene mantener las demandas y huir de las trincheras.