La nueva Comisión Europea se ‘vonderleyeniza’
La obsesión por controlarlo todo forma parte de la conciencia humana, pero puede resultar perjudicial en extremo para quien ejerce el poder y quiénes le rodean. Querer adaptar la realidad a nuestros exclusivos intereses tampoco es la mejor forma de enfrentarnos a nuestros problemas. Pareciera que la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, se ha dejado llevar por su conocido afán de control, si atendemos a su propuesta de nuevo equipo de Colegio de Comisarios. Es evidente, que ha desaparecido de su anterior Comisión todo aquel que le cuestionaba algo o que estaba fuera de su férreo control. Pesos pesados del pasado, con relevancia política como Timmermans, Borrell, Breton o Vestager, han desaparecido, en muchos casos porque no han sido nominados por sus gobiernos, pero en otros directamente como es el caso del francés, por veto personal de la presidenta. Así las cosas, le ha quedado una Comisión más dócil y mucho más cómoda para su fiscalización.
Peso de las familias políticas
Más allá de este primer aspecto, la Comisión Von der Leyen II se ha derechizado notablemente. De sus 27 miembros, 14 pertenecen a gobiernos del Partido Popular Europeo, siete lo son de los Liberales y uno de los ultraderechistas Reformistas y Conservadores. Solo hay cuatro candidatos socialistas, entre los que por supuesto destaca la española Teresa Ribera que como vicepresidenta ejecutiva se encargará de Sostenibilidad, Digitalización y Competencia. Esto nada tiene que ver con sus apetencias ideológicas, sencillamente es la traslación del mapa político y de gobiernos en la UE, donde la izquierda está en franca regresión. Para colmo, el otro gran Ejecutivo socialista europeo, el alemán, optó por apoyar a Von der Leyen, la candidata del Partido Popular. Pero la desproporción derecha -izquierda no es solo cuantitativa, también lo es cualitativa, pues los departamentos con más contenido político y presupuestario quedan en manos de comisarios de derechas.
Otro cantar es el reparto que Von der Leyen ha hecho de las carteras a los Estados miembros para tratar de guardar un equilibrio razonable entre potencias grandes o medianas y pequeños países, o en la matriz, norte-sur, este-oeste. España sale muy bien parada con esa vicepresidencia citada, al igual que Francia que ostentará el departamento de Industria, aunque pretendía que englobara Defensa. Estonia con la Alta Representante obtiene un premio mayor, al igual que Rumanía con una vicepresidencia de Ciudadanos, Capacidades y Formación y Finlandia recibe otra vicepresidencia, nada menos que de Soberanía Tecnológica, Seguridad y Democracia. Llama mucho la atención que la Política Exterior, la Defensa y la Seguridad, recaigan en manos de Estonia, Lituania y Finlandia, todos ellos Estados fronterizos con Rusia y lugares estratégicos para la OTAN. Todo un desafío al Kremlin de Von der Leyen. Mientras, en Italia la prensa clama contra la presidenta que consideran ha afrentado a su país con una vicepresidencia menor dedicada a Cohesión y Reformas, dejando a Meloni con las ganas de ocupar un departamento estratégico económico como pretendía. Eso sí, será el primer comisario de la ultraderecha en la historia.
Paridad de género al 40%
Tampoco ha podido Von der Leyen cumplir su compromiso de paridad de género en su nuevo equipo. La culpa evidentemente es de los jefes de Gobierno, en su mayoría hombres, que propusieron nada menos que un 75% de candidatos varones. Con ese punto de partida, lo que ha logrado la presidenta es corregir ese desfase hasta lograr un 40% de representación femenina en su propuesta. Eso sí, lo mitiga un poco más al nominar a cuatro mujeres en las seis vicepresidencias, unido a que de las tres instituciones de la UE, dos la dirigen mujeres, Comisión y Parlamento y el Consejo un hombre. En todo caso, si entramos de lleno en materia de igualdad, desaparece el departamento como tal y ahora se integra en un cierto batiburrillo bajo la denominación de Preparación, Gestión de Crisis e Igualdad. Hasta aquí la propuesta de Von der Leyen, ahora empieza el baile de las audiencias -hearings- en el Parlamento Europeo, cuyo examen aprobará o no a cada uno. Si en los viejos tiempos siempre caía un candidato, últimamente son dos y esta vez las quinielas bruselenses hablan hasta de cuatro que podrían suspender obligando a buscas a sus Estados nuevos o nuevas candidatos. Hagan sus apuestas.