Este verano se ha activado, y de qué forma, el debate sobre la ampliación de los Estados miembros de la Unión Europea. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se encargó de situarlo entre las prioridades máximas del club en el Foro Estratégico de Bled, en Eslovenia, celebrado a finales de agosto. Después, los acontecimientos se han precipitado al convocarse para el 5 de junio, un día antes del Consejo Europeo informal de Granada, la III Conferencia de la Comunidad Política Europea. Una idea de Macron que de momento sigue andando y que se formuló para dar alguna respuesta a la pléyade de países que esperan cola para incorporarse a la UE. A fecha de hoy son 9 los Estados formalmente candidatos: Albania, Bosnia-Herzegovina, Moldavia, Montenegro, Macedonia del Norte, Serbia, Turquía y Ucrania. Y potenciales, es decir, aquellos que no cumplen todavía los requisitos para entrar, son dos: Georgia y Kosovo –que ni siquiera ha sido reconocido por España–.

Condiciones de la adhesión

Para ser miembro de la UE hay que seguir un procedimiento que no se resuelve de un día para otro. Cuando un país solicitante reúne las condiciones para ello, debe aplicar las normas y los reglamentos de la UE en todos los ámbitos. Cualquier país que reúna las condiciones para ser miembro de la UE puede solicitar la adhesión. Dichas condiciones se conocen como “criterios de Copenhague” y consisten en una democracia estable, el Estado de Derecho, una economía de mercado en funcionamiento y la aceptación de toda la legislación de la UE, incluida la relativa al euro. Un país que quiera pertenecer a la UE debe presentar una solicitud de adhesión al Consejo, quien, a su vez, solicita a la Comisión que evalúe la capacidad del solicitante de cumplir los criterios de Copenhague. Basándose en el dictamen de la Comisión, el Consejo toma una decisión sobre un mandato de negociación. Entonces se inician oficialmente las negociaciones, que se llevan a cabo capítulo a capítulo.

La presión de la guerra

Es evidente, que la invasión de Putin de Ucrania es la causante de esta aceleración del debate sobre la ampliación. El cambio geopolítico que ha provocado el conflicto supone que los países de Europa Oriental y los Balcanes Occidentales miren a Bruselas en busca de una mayor integración continental. Sin embargo, las dificultades para una nueva macro ampliación, además express, son muchas. La primera es la presupuestaria, ya que siete de los ocho países candidatos tienen un PIB per cápita inferior al de Bulgaria, el país más pobre de la UE. Lo que significa que la nueva distribución de los fondos podría dejar a algunos de los actuales Estados miembros con una parte menor del pastel. Es el caso de España, pero, sobre todo, de los Estados del Este que ven con enormes recelos la ampliación. La segunda gran cuestión es la toma de decisiones en un bloque más grande para que sea rápida y eficaz. Para ello habría que adaptar el sistema de votación del Consejo Europeo. De la actual unanimidad se pasaría a la “mayoría cualificada”, según la cual las decisiones sólo se aprueban con el respaldo de 15 Estados miembros que representen al menos el 65% de la población de la UE.

De golpe o uno a uno

Por último, queda por dilucidar si la ampliación se produce de golpe con todos o se dosifica por países. La intención es cerrar la relación balcánica, es decir, que la práctica totalidad de los Estados de la región se incorporen. Y, por otro lado, están los casos de los Estados limítrofes y amenazados por Rusia, Ucrania y Moldavia. La realidad es que Serbia y Turquía, hoy por hoy, no están en la agenda real de ampliaciones, la primera por su relación de amistad con el Kremlin y la segunda por las dudas de cumplimiento real del respeto de los Derechos Humanos y la Democracia. Ni que decir tiene que las pretensiones de Ucrania y Moldavia tropiezan con la propia guerra. Sin un escenario de negociación verídico para el establecimiento de la paz, no parece posible abrir un proceso serio de incorporación. De ahí que la entrada de cuatro Estados – Albania, Bosnia-Herzegovina, Montenegro y Macedonia del Norte – sea la opción más realista que está encima de la mesa. Para los demás, se ha inventado la Comunidad Política Europea, pero a la que aún le quedan muchos pasos que dar para su definición. Veremos qué da de sí el diálogo que sobre la ampliación tendrá lugar en Granada, para saber si el horno europeo está para cocer más bollos.