L Athletic y el Amorebieta están abocados a reforzar el vínculo que les mantiene unidos por la condición de club convenido del segundo. El ascenso de la plantilla dirigida por Iñigo Vélez de Mendizabal a la categoría de plata es la llave de apertura de una etapa muy distinta a todo lo vivido hasta la fecha. Ambas entidades pueden beneficiarse de la novedosa entente que ha empezado a cobrar forma con el asunto concreto del campo. Aunque sea el débil quien en principio, sobre el papel al menos, más favorecido vaya a salir del proceso de colaboración iniciado, desde la perspectiva del Athletic los acuerdos que se alcancen pueden convertirse en parte de la solución del peliagudo panorama que atañe a la composición de su plantilla profesional.

Como ya se explicó en estas páginas y recientemente confirmó Rafa Alkorta, el objetivo de disminuir la nómina que Marcelino tendrá a su cargo entraña enormes dificultades, por lo que es previsible que los deseos del entrenador no sean satisfechos. Pronto se cumplirá un mes del final de la campaña 2020-21 y de momento las únicas noticias ciertas procedentes del Athletic se refieren a la incorporación de personal a un vestuario que ya sobrepasaba el número ideal según el criterio del técnico asturiano.

Si los cálculos no fallan hay hasta siete hombres que añadir a la lista de los citados para afrontar la pretemporada: Petxarroman, Vivian, Agirrezabala, Prados, Nico Williams, Artola y Serrano. Por el contrario, pese a que haya salido a la palestra la identidad de aquellos que no cuentan para Marcelino, que se sepa todavía ninguno posee destino, lo cual significa que continúan perteneciendo al equipo por derecho. Sus contratos lo atestiguan.

En estos tiempos colocar en otros clubes el excedente equivale a asumir elevados porcentajes de las fichas en vigor, siempre que el implicado se muestre proclive a hacer las maletas, claro está. Los responsables del Athletic son muy conscientes, por lo que para determinados casos el Amorebieta aparece como una alternativa viable para tratar de encontrar acomodo, no solo a gente con experiencia en Primera sino también a alguno de los chavales del Bilbao Athletic llamados para trabajar este verano con los mayores.

A nadie le agrada salir del Athletic, pero si no queda más remedio porque negarse supone completar un año en blanco, entonces vestir la camiseta azul, competir en Segunda, no moverse de casa y encima disputar la mitad de los partidos en las instalaciones de Lezama, bajo la atenta mirada de los diferentes miembros del organigrama técnico rojiblanco, se antoja una elección sugerente. Además, el buen ambiente está garantizado, no en vano ahí radica una de las claves del éxito obtenido por el Amorebieta, al que por otra parte, para qué engañarse, le aguarda un curso durísimo, muy exigente por motivos obvios. Las limitaciones con que apechugan los zornotzarras en todas las facetas para sobrevivir en una división tremendamente competitiva, quizá ejerzan de freno para que alguno quiera incorporarse a sus filas, pero los habrá que desde el realismo se animen a aceptar el reto. En el fondo, ya que hablamos de descartes y de meritorios, no deja de ser una buena ocasión para demostrar la auténtica valía que atesoran y convencer a quien corresponda de que poseen nivel para relanzar su carrera en el Athletic.

Por cierto, el Eibar asoma como otra salida interesante. Consumado su descenso ha dejado de ser un rival directo, por lo que no parece descabellado explorar la vía de Ipurua, que reúne similares ventajas a las enumeradas en la opción del Amorebieta e incluso más, puesto que aquí la meta marcada es el regreso a la élite. La presencia de Gaizka Garitano debería facilitar el trámite, pues conoce a los jugadores que están o en breve estarán en la rampa de salida.