Nueve jornadas y mucho por decir. Para nada se ha acabado la liga y escuchando a los protagonistas queda claro que en el vestuario nadie ha arrojado la toalla. Los discursos pesimistas llegan desde fuera y esto es lo sorprendente. Poner en valor lo hecho hasta ahora se antoja para algunos una labor imposible de digerir. Cuanto peor mejor, que diría aquel. El Athletic Las elecciones en el horizonte hablan de este y oeste y norte y sur. Vamos, que otra vez viviremos lo de tigres y leones que nos reclamaban en la infancia desde un programa juvenil en la tele.

Gente frotándose las manos por el fracaso y "ex" escupiendo proclamas con un único fin, el suyo, el personal. Los que no hicieron autocrítica en su vida ahora van dando lecciones. El problema es del que se las compre. Las redes sociales son el vehículo utilizado para enfangar el momento y menos mal que la mayoría de la gente tiene criterio propio y no se deja engañar. Lo que más me sorprende es el mundo del paracaidismo en este oficio. Comprendo que no se tengan datos pero de ahí a escribir situaciones que no son verdad, va un mundo. No se puede y por supuesto no se deben poner en un artículo fechas que no se corresponden con un determinado movimiento por un par de razones, la primera estás contribuyendo al desconcierto, la segunda y más importante, eso no es periodismo.

Vivimos momentos en los que se duda de las palabras de los actores más importantes de este mundo. Da igual las veces que se digan las cosas que siempre hay alguno que apela al "no me lo creo". Ante esto es imposible decir nada más. Si no hay respeto, poco más se puede exclamar. Triste pero real y en ese punto estamos. Claro, lo que deberán entender algunos, es que si ellos no se creen lo que dicen otros, el resto podemos pensar lo mismo de sus palabras. Entonces entraremos en el mundo de la eterna mentira. Pues va a ser que no, yo por lo menos creo a los profesionales. Por la pinta alguno que ha estado recientemente duda ahora de todo, cómo cambia esto, madre mía.

El jueves pasado entrevisté a Marcelino y solo puedo decir que disfruté una barbaridad. La conversación no tuvo límites y lo que es mejor, fue el propio míster quien habilitó que transcurriese por esos derrotero. Es una maravilla hablar de fútbol y vida con el asturiano. Lo tiene todo muy claro y el vestuario le respalda en cada comparecencia. Sabe de los problemas del equipo pero prefiere hablar de sus virtudes. Entiende Lezama como el futuro total y absoluto del club y alucina con las instalaciones y con la gente de Bizkaia. Se siente feliz aunque no ha decidido nada sobre su futuro, ya que quiere saber quién estará al frente del club no solo en la presidencia sino en la dirección deportiva y en la cantera.

El final de temporada va a ser determinante para, entre otras cosas, certificar el crecimiento del equipo con este cuerpo técnico. Quedan muchísimos puntos en juego y para nada se ha acabado la opción de luchar por una plaza europea. Está muy complicado pero tengo cero dudas en que los futbolistas van a dar el máximo empezando por el partido del próximo domingo. Vamos a por todas y todos juntos.