Hace ya muchos años que en una entrevista Lidia Falcón me contestó que la mejor noticia feminista sería que no existiera un 8-M para recordar la discriminación por género. Sería la manifestación palpable de que la igualdad entre mujeres y hombres se habría logrado y de que ya no era necesario reivindicarla. Pero los años van pasando y la reclamación femenina sigue pendiente, y aún en el hipotético de que a mí no me hubieran discriminado, son tantas las que siguen sufriendo discriminación por el hecho de ser mujer que me manifestaré también por solidaridad. Solidaridad, porque no quisiera que por no haberme importado a mí la suerte de las demás no les importara a las demás la mía si me sucediera.

Solidaridad reivindicativa, porque en 2020 oficialmente fueron asesinadas 45 mujeres. Porque casi la mitad de las mujeres al menos una vez en su vida ha sufrido violencia machista (acoso, agresión física y/o psíquica) y casi medio millón han sido violadas. Solidaridad y reclamación ante la discriminación salarial, porque a finales de octubre un hombre ya habría cobrado lo que una mujer en todo el año en igual trabajo y categoría. Porque en 2020, de 3,5 millones de parados dos millones eran mujeres, siendo España donde más creció el paro femenino. Porque a pesar de haber aumentado las mujeres en puestos directivos, aún no superan el 30%, aunque entre los nuevos licenciados ellas sean más del 60%. Veo las redacciones de los medios repletas de redactoras, médicas y enfermeras copando las clínicas, escuelas infantiles con maestras en todas las aulas, pero las direcciones siguen llenas de corbatas. Porque muchas jóvenes viven el dilema de elegir entre su carrera profesional y formar una familia, en buena medida porque solo dos de cada diez hombres comparten tareas del hogar, cuidado de los niños y de mayores € quedan tantos campos de desigualdad por género para corregir que a veces pienso que corremos una carrera en pos de un sueño y que los sueños son inaprensibles. Mientras, escuchamos halagadoras promesas en voceros públicos que al pasar del tiempo siguen sin cumplirse.

Durante estos meses de pandemia y restricción importante de derechos de manifestación y reunión hemos visto autorizadas manifestaciones de sanitarios, hosteleros, a favor de la libertad de expresión, de fascistas, negacionistas, pensionistas € reuniones y manifestaciones de todo tipo y condición, así que resulta difícil entender por qué en ciertos lugares no se permitirán hoy manifestaciones feministas. Ya quedó aclarado y sentenciado que no hubo causalidad entre las del pasado 8-M de 2020 y la posterior expansión de contagios, de modo que espero que la restricción actual no sea porque los prohibidores consideren necesario tutelar a las mujeres como menores, quizá porque crean que no sepamos cumplir las normas de protección sanitaria como personas adultas. Y mucho menos por causa del viejuno chiste que me recontaron ayer de qué si vais a la manifestación quién planchará hoy.

Por esto mismo, junto con otras muchas yo sí ocuparé las calles nuevamente para reclamar que no haya discriminación por razón de género.

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