Bien, pero al mismo tiempo que se ponen en marcha estas ayudas contra el quebranto mayoritario, los datos de Forbes vuelven a poner el dedo en la llaga de la antítesis de la pobreza, porque desde el 18 de marzo hasta hoy la fortuna de los 23 españoles más ricos ha crecido un 16%: en números redondos 14.056 millones de euros; calculen, más de cuatro veces lo que se destinará al IMV, más que la nómina de todas las pensiones contributivas de un mes, o tanto como el déficit de caja de la Seguridad Social y casi tanto como el citado fondo para la reconstrucción. Además, no nos engañemos, mucho de estos fondos públicos para el estímulo de la economía, sin precedentes por parte de los gobiernos europeos y bancos centrales, irán a parar a manos de estos mismos muchimultimillonarios. Pero nos lo contarán al revés, como tras la crisis de 2008, porque ellos escriben la historia de la caza del dinero.

Sumen a esto que tampoco el covid-19 ha logrado revertir los 144.000millones de euros que ciertos "afortunados" españoles (J.C.B.I el campechano de nuevo entre ellos) poseen en paraísos fiscales, que además de fomentar la economía sumergida provocan un fraude fiscal derivado de 7.400millones. Para estos delitos de lesa justicia social algunos son inviolables legalmente, pero muchos otros son inmunes e impunes, porque ellos escriben la historia o bien sus tentáculos financiero-judiciales se la recomponen.

"La brecha de riqueza se ampliará con lo que está sucediendo ahora", pronostica Matt Maley, analista financiero de Miller Tabak + Co. Y seguirán pendientes los impuestos justos y proporcionales a las grandes fortunas, a los sueldos e indemnizaciones escandalosamente millonarios de consejos de administración y a las herencias de inmensos patrimonios, persiguiendo sin embargo con denuedo a quien trastoca unos eurillos en su declaración de renta.

La riqueza y la existencia misma de los ricos no serían tan generadores de controversia si no fuera porque la antítesis de la pobreza no es la riqueza, sino la justicia distributiva, que es lo que realmente de lo que reniegan quienes adoran como dios único a su bolsillo patrimonial. Pero como las historias de caza las seguirán contando los cazadores, la brecha de la riqueza no solo no se atajará, sino que se ampliará tras dramáticas vicisitudes sociales como la epidemia sanitaria. E incluso se aplaudirá a los mataores de leones o elefantes cuando donen caritativamente alguno de sus trofeos.

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