A vida vivida con mayúsculas, la vida a la edad en la que cada año una o uno gana una centímetros de más de supervivencia, es una victoria en letra grande celebrada en el relato que hoy vengo a relatarles, un fanzine contra la soledad que lleva consigo una ganancia morrocotuda: unos días de más y mejor vida en IMQ Igurco Unbe, En cada sketch se descubre que lo que se necesitan, en realidad, son gentes de buena voluntad, sea cual fuere su opinión política, para que, todos juntos, aseguren una supervivencia, nuestra supervivencia. Porque es eso de lo que se trata, bien mirado.

Hay que ser conscientes de que la victoria equivale a ganar. En los deportes o en la guerra, por lo general, solo un lado logra la victoria. Los ganadores de las elecciones, de los partidos de fútbol o de las partidas de ajedrez, todos los que los han ganado, se llevan consigo victorias impresionantes. En la guerra, también hay victoria (al menos eso dicen). Las personas que superan una enfermedad como el cáncer también lo consideran una ganancia y aquel o aquella que se lleva un año por delante, a según qué edades, salen victoriosos en los años donde la vida se disputa a cara o cruz.

De todo ello se habla, de un gen que nos da más vida de la esperada, de un chorro fecundo de fuerza de voluntad que nos lleva más allá de lo previsto en un primer vistazo. Nos referimos al fanzine titulado En la habitación, que narra la historia de quienes se dan de bruces en la pelea, ahora que la pandemia ha endurecido los últimos metros del camino o que la vida se ha endurecido en su caparazón. Se habla de una resistencia propia de los hombres y mujeres más duros para la pelea. No en vano, cuando bordeamos un abismo y la noche es tenebrosa, el jinete sabio suelta las riendas y se entrega al instinto del caballo. Ese instinto es el que nos orienta en las 24 horas de supervivencia diaria.