E ahí un Marco Polo del siglo XXI, un hombre que ha surcado los mares y ha recorrido los pueblos en un viaje extraordinario en busca de la seda de tierra esperanza. No lo ha hecho en soledad sino en compañía de otros, habida cuenta que ayer llegó hasta Bruselas Jaime Lafita en compañía de otros: de su hijo Diego, y de amigos y miembros de la asociación DaleCandela tras navegar 190 millas en barco de vela desde Getxo a La Rochelle y pedalear casi 900 kilómetros en bicicleta hasta el corazón de Europa.

No es, como les dije, un viaje de recreo sino una expedición en pos de oportunidades. No en vano, en 2016, al getxotarra Jaime Lafita le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa progresiva. Un auténtico mazazo para un deportista como él. Sin embargo, lejos de arredrarse decidió poner en marcha en 2018 el Desafío BrusELAs que ayer llegó a buen puerto para hacer entrega, en el Parlamento europeo, del manifiesto firmado por más de una veintena de asociaciones del Estado y europeas en el que se reclama atención y buena voluntad. No en vano, pretenden hacer visible la existencia y prevalencia de la ELA en Europa, de sus características y consecuencias. ¿Con qué objetivo? Con el de concienciar a las autoridades e instituciones europeas, estatales y autonómicas de la necesidad de ofrecer una mayor cobertura a la investigación científica en el campo de esta dolencia.

En las canciones de este álbum hay historias tristes y letras pegadizas que hablan de la fortaleza de no rendirse, si me lo permiten decir así. Más allá de aquel fenómeno del cubo de agua arrojado sobre la cabeza que tanta fortuna tuvo en la sensibilización, son necesarias más y más acciones para no paralizarse del todo. Entre muchos de nosotros, profanos de esta enfermedad, existe la tentación de pensar que no hay salida para ella, que siempre acaba metiéndose por la misma boca del túnel. Puede que hoy sea así, pero es todo un desafío investigar para que mañana no sea igual. No en vano, Stephen Hawking, aquel afamado científico que mostró su enfermedad al desnudo, nos lo recordaba de una manera más gráfica cuando decía que "incluso aquellas personas que dicen que todo está predestinado y que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, siguen mirando a ambos lados antes de cruzar la calle". Eso es clarividencia.