O es fácil dar con la tecla. Nos lo apuntó el clarividente Quino (por si les pillo distraídos, permítanme recordarles que era el padre creativo de Mafalda...) al decirnos que hay más problemólogos que solucionólogos. No es sencillo, les decía. Y, sin embargo, la Diputación Foral de Bizkaia promueve una solución para aligerar el paso de los rebaños de seres motorizados de tres y cuatro ejes por los caminos estrechos de complicado tránsito. Lo que se llama las vías secundarias, vamos.

¿Por qué toma la decisión ahora? Al parecer ese paso lento incrementa la comunicación y daña el piso. Parecen dos problemas lógicos y de necesario arreglo. Pero no es fácil desviar el paso de la manada, cuando las cañadas reales (autopistas y vías de varios carriles que permiten mayor fluidez, por entendernos...), exigen peaje de pago. ¿Cómo convencerles? Sí, como imaginan: obligándoles a pagar también por esos pasos angostos. A igualdad de tarifa es de suponer que escogerán la ruta más cómoda. Europa ya lo hace a través de unos arcos existentes en las vías secundarias.

Como era de suponer, los pastores se quejan. "No es fiscalmente progresivo", aseguran, con una de esas frases rimbombantes a las que siempre les falta una explicación más sencilla. "Solo quieren recaudar", aseguran. Ellos no, al parecer.