A verdad es que no hubo demasiadas jugadas de VAR en el encuentro de ayer entre el Athletic y el Levante en San Mamés. Únicamente una y eso quiere decir que no existió demasiado peligro en las áreas. Me alegro por Gil Manzano, ya que no se le puso nada fácil el partido con el gol de Gonzalo Melero para el Levante. Sin embargo, supo mantener el control del mismo, pitando lo justo. De hecho, dejó seguir el juego en muchas ocasiones. Esto lo pudo llevar a cabo gracias al buen estado físico actual.

Lo que menos me agradó de su arbitraje fue que dio demasiadas explicaciones y falló en faltas claras que no señaló con la intención de agilizar el juego. Le pongo una nota de un ocho.

Lo más destacable: en el minuto 92, sí es verdad que el balón golpea en el brazo de Morales dentro de su área, pero hay que tener en cuenta que tiene la mano pegada y está de espaldas, por lo que no es penalti bajo ningún concepto.