A campaña ya parece tener definido el juego en sus primeros compases. A expensas de que la actualidad se cruce en ella -cosa bastante normal- las propuestas son bastante conservadoras. Aquí hay que procurar no cometer errores. Así, admiten que el balón lo tiene el PNV y que lo mueve sin las urgencias de una superioridad en el juego de los demás, que no existe. Así que la oposición sale a lanzar balones a la olla, sin una propuesta por ocupar el centro del campo y hacerse con el juego. El balonazo largo provoca que la propuesta sea tanto más superficial como repetida. Ahora toca el debate de la progresía. Bildu y Podemos se reclaman progresistas y quieren reclaman que les den el balón porque es mejor que no lo tenga el PNV. Sin ganarse el centro del campo. El pulso, superficial, pretende medirse en términos de quién despotrica más contra el Ibex-35, los recortes impuestos en el pasado desde Bruselas -y aplicados por gobiernos de izquierda y derecha por igual- o la difícil situación de los trabajadores públicos y privados. Ocurre que tampoco ahí consiguen el balón. Euskadi es una comunidad puntera en Europa en términos de modelo de bienestar y equilibrio social. RGI, Osakidetza, AES, tasas bajas de fracaso escolar, porcentaje elevado de formación superior, salarios medios... El progreso va de esto. Lo demás es un quítate tú para ponerme yo.