La noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, más de 30.000 personas fueron masacradas en la Alemania nazi por el mero hecho de ser diferentes. También durante aquella infausta noche fueron pintados escaparates que, a través de mensajes de odio, arengaban al pueblo alemán a atacar a los judíos y a todas las personas que no eran aceptadas como tales por la ideología supremacista de Adolf Hitler. Aquel señalamiento de personas, hogares y negocios fue el preludio de la mayor catástrofe humana que ha conocido la Historia moderna.
En Euskadi también conocemos estas actitudes. Y no, la comparación no es exagerada. Aunque se hayan ejecutado a una escala mucho menor, los señalamientos, la coacción y la violencia han sido durante décadas las herramientas recurrentes del autoproclamado movimiento de liberación nacional. Y, pese a llevar más de diez años disfrutando de una supuesta paz, las calles de muchos municipios de nuestro país siguen siendo un espacio de señalamiento y agresión al diferente.
Última muestra de ello es lo ocurrido este año en Aste Nagusia gracias a Bilboko Konpartsak, que ha aprovechado un espacio de ocio para todas y todos los ciudadanos de la villa para señalarnos de nuevo a todas y a todos los que no pensamos de la misma forma.
Bilboko Konpartsak dice promover la diversidad, pero esta diversidad debe de ser una diversidad diseñada ad hoc para ellos y para ellas y aplicable a la carta por ellos y por ellas. Afirman condenar las agresiones machistas y gordófobas, pero no tienen el más mínimo reparo en caricaturizar a nuestro alcalde, Juan Mari Aburto, como un cerdo, en una indisimulada alusión a su fisonomía; ni en pintar a Marijaia agarrada por la cintura en un camarote de los hermanos Marx con predominante presencia masculina. Debe de ser que la lucha por la aceptación de los cuerpos y la belleza no normativa no merece ser librada si eres del PNV.
Estos son solo dos ejemplos de los numerosos ataques y señalamientos realizados por parte de algunas comparsas en los espacios comunes de las fiestas, a las que no se les puede olvidar que las fiestas son de todas y de todos, así como el espacio público, que también lo es.
Por si fuera poco, este 2024 alguna comparsa ha ido un paso más allá y, tras la aplicación de la innovación cavernaria que les representa, han compartido con la ciudadanía instrucciones de cómo podemos ocupar una vivienda, con el pretexto de luchar contra las viviendas turísticas y su efecto limitador en la emancipación de los jóvenes. Alentaban un ataque contra la propiedad privada digno de regímenes como el de Maduro, quien también ha disfrutado del apoyo de este colectivo de progres con críticas a la injerencia en las elecciones venezolanas.
Lo anteriormente relatado describe y retrata una situación que está empezando a ser natural en nuestra sociedad. Hemos aceptado que la crítica debe ser insulto, que es mejor atacar que trabajar y que, por supuesto, lo que ellos y ellas consideran sus derechos son la causa de todas las obligaciones que nos quieren imponer.
Está claro que Aste Nagusia se ha ido de las manos. El contador de hurtos, peleas y agresiones machistas ha invisibilizado estos señalamientos y coacciones que a ningún responsable institucional o político o medio de comunicación he visto denunciar con la suficiente contundencia. Me horroriza pensar que esta pasividad resulte finalmente en un olvido que nos lleve, de forma irremediable, a volver a vivir los terrores del pasado.
No podemos seguir callando. No podemos seguir asumiendo que estas agresiones son parte del juego. No, no y no. ¡Ya vale! Nuestras instituciones han de actuar, y han de actuar con contundencia.
No puede ser que el Arenal se haya convertido en un tablón de difusión de la doctrina supremacista de aquellos y aquellas que ya conocemos y que tanto daño han causado en nuestra sociedad. No pueden emplearse recursos públicos para que el Arenal sea el boletín oficial de propaganda de Bilboko Konpartsak. Que no nos ocurra lo que tan cruda pero atinadamente describió Martin Niemöller.
Queremos vivir unas fiestas diversas de verdad, sin señalamientos ni coacciones, sin agresiones y, sobre todo, sin ningún tipo de boicot o veto político. Queremos que Aste Nagusia sea para todas y todos, no solo para matones con piel de progres que no van a conseguir que nos callemos.
Gora Bilbao! Gora Aste Nagusia!