Cada 16 de agosto, Bermeo se transforma. El aire, cargado con el aroma salado del Golfo de Bizkaia, se llena de la esencia de una tradición que ha nutrido el alma de este pueblo durante siglos: la fiesta de San Roke. Es un día en que la alegría y la identidad de los bermeanos se entrelazan en una celebración que no solo honra el pasado, sino que también proyecta el futuro de una comunidad forjada por el mar.

San Roke no es solo una fiesta; es un puente que nos conecta a los bermeanos con nuestras raíces más profundas. En plena costera del bonito del norte, cuando los barcos regresaban al puerto después de días desafiando el mar, los arrantzales volvían a casa para celebrar a la fiesta de San Roke, en un gesto de gratitud y esperanza. Este regreso al puerto, con las bodegas llenas y el corazón satisfecho, simbolizaba mucho más que una jornada de trabajo; era la reafirmación de un vínculo inquebrantable con la mar, con la familia y con la comunidad.

La romería en La Tala, un lugar que ofrece una vista impresionante del infinito azul, es el epicentro de esta celebración. Aquí, las cuadrillas se reúnen para compartir un marmitako, un plato que es mucho más que una comida. En cada cucharada de este guiso de bonito y patatas, se saboreaban historias de marineros, de sacrificio y de solidaridad. Hoy también, el marmitako, cocinado al calor de las amistades y las risas, es un recordatorio de que la verdadera riqueza de Bermeo no está solo en nuestro mar, sino en los lazos que unen a nuestra gente.

Pero San Roke también es una tradición que respira el futuro. Bermeo, orgullosa de su legado pesquero, se reivindica como la Capital Mundial del Atún, un título que lleva con la misma dignidad con la que nuestros antepasados portaban las sardin-otzaras. Este pequeño pero poderoso municipio ha construido su identidad alrededor de la pesca, no solo en la costera del bonito del norte, sino también en la captura de túnidos tropicales que llevan el nombre de Bermeo a todos los rincones del mundo. Las conserveras locales, que han perfeccionado el arte de transformar el atún en un manjar, son testimonio de un saber hacer que se ha transmitido de generación en generación.

Hoy, Bermeo no se conforma con ser un testigo del pasado. A través de la Asociación Bermeo Tuna World Capital, este pueblo lidera un movimiento global por la sostenibilidad en la cadena de valor del atún. El día de San Roke, con su arraigo en la tradición y su mirada hacia el futuro, encarna los valores que impulsan esta iniciativa: la protección de los océanos y de las especies marinas, la pesca responsable y el compromiso con las generaciones venideras. En San Roke, la identidad y los valores de Bermeo se revelan con una fuerza especial, recordándonos que la tradición no es un ancla que nos retiene, sino un faro que nos guía hacia adelante.

En este día, cuando el pueblo se congrega en la Tala para celebrar cocinando marmitako en cuadrillas, se siente más que nunca el latido de Bermeo. Es un latido que resuena con la fuerza del mar, con la perseverancia que contagian a todo el pueblo nuestros arrantzales y con el amor de una comunidad que quiere lanzar en el día San Roke un símbolo de esperanza y unidad. Los bermeotarras, recuperando la celebración de esta tradicional fiesta tan nuestra, reafirmamos nuestro compromiso con un futuro donde tradición y sostenibilidad caminan juntos.

San Roke es, en el fondo, la celebración de la vida misma. De la vida que brota del mar, de la que se comparte en torno a una mesa, de la que se cuida para las generaciones que vienen. Es un día en que Bermeo se mira al espejo de su historia y se encuentra fuerte, unido, y listo para seguir navegando en un mundo que necesita más que nunca de su ejemplo.

Como dice nuestro lema, egin daigun Bermeoko erara! 

Gora San Roke ta Gora Bermio!