DEJAR en manos de un adolescente con ínfulas de listillo y de ideas racistas y ultraderechistas el acceso a documentos clasificados con información altamente sensible –incluida militar, por supuesto– en plena guerra de Ucrania y con la implicación tanto del propio país como de aliados en el conflicto: ¿qué podía salir mal? Estados Unidos tiene un grave problema con su inteligencia, y no solo con la de sus presidentes o la artificial del ChatGPT. Igual va siendo hora de que, además de perseguir al filtrador, pongan orden en el Pentágono, si es que al mando no está ya un gamer gamberro con acné.