LA precipitación y la ansiedad no suelen ser buenas consejeras. Lo saben bien los de la NASA, que han tenido que suspender el lanzamiento del cohete Artemis I hacia la Luna. Medio siglo esperando, una expectación mundial a la altura de “la historia”, y una avería en un motor obliga a abortar la misión casi en la cuenta atrás. No se trata solo de no correr riesgos, sino de me-ra supervivencia y sobre todo de saber cuál es el objetivo y garantizar su logro. Muchos han iniciado el curso político como un cohete hacia el 28-M sin revisar sus motores. Catástrofe a la vista.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
