Quedan cien días para que el Reino Unido deje de ser miembro de la UE, con acuerdo o sin él. El Brexit sin acuerdo, el llamado cliff edge -el precipicio- empieza a cobrar posibilidades a medida que en el calendario se acerca el fatídico día D, el sábado 30 de marzo de 2019.
Sin pacto de salida el Reino Unido no tendría derecho al período transitorio que el acuerdo fija hasta diciembre de 2020. Tras 45 años como miembro del proyecto europeo común, los británicos quedarían absolutamente aislados de la Unión y todos estaríamos abocados a unas contingencias caóticas cuyas consecuencias son difíciles de prever.
Bloqueo del transporte y del comercio En caso de “no acuerdo”, lo primero que se vería afectado es el transporte de personas y mercancías. La eliminación del Tratado de Schengen, que establece un espacio común por el que puede circular libremente toda persona que haya entrado regularmente por una frontera exterior o resida en uno de los países que aplican el acuerdo, obligaría a implantar una frontera de urgencia con controles de entrada y salida del Reino Unido. Algo que podría provocar un colapso del tráfico aéreo pues, además, Gran Bretaña saldría de acuerdos europeos como el de cielos abiertos entre la aviación de EE.UU. y la UE.
Respecto a las mercancías, el Gobierno británico estaría considerando cerrar la autopista del sureste de Inglaterra, la M26 en Kent, y convertirla en una especie de “área de espera” para hacer frente a las interminables colas que podrían producirse en el puerto de Dover. Se calcula que hasta 10.000 camiones que quisieran pasar a la UE podrían quedar atrapados en controles de aduanas. Otro efecto de trascendencia se refiere al IVA que se tendría que abonar por adelantado, lo que afectaría a la liquidez de las empresas que traten con Europa.
ciudadanos de la UE en Reino Unido Una de las grandes incógnitas y la circunstancia más grave, porque afecta directamente a personas, es qué sucederá con los ciudadanos europeos que ya viven en Reino Unido.
En los puntos preacordados el pasado mes de diciembre, tras el Brexit, no sólo tendrían derecho a quedarse, sino también a llevarse consigo a sus familiares en primer grado. Sin un acuerdo, este punto dejaría en el limbo a los millones de europeos emigrados y que sólo en 2017 sumaron 578.000 personas. También se verían afectados los británicos residentes en Estados de la UE, entre los que España cuenta con el mayor número, la mayoría jubilados que viven en zonas residenciales turísticas de nuestras costas. Podrían tener problemas para cobrar la pensión si se vive en un país de la UE, ya que los bancos del Reino Unido quedarían fuera del sistema de pagos de la Unión Europea. Esto también afectaría al cobro de salarios y a los contratos de seguros. Incluso podrían tener obstáculos para acceder a su cuenta bancaria. En resumen, el desapego del Tribunal de Estrasburgo, provocaría un vacío legal tanto para británicos como para extranjeros.
Recesión económica A este cúmulo de desastres inmediatos se unen los cálculos de impacto a medio plazo de un Brexit sin acuerdo. La tasa de desempleo -actualmente en el 4%- podría superar el 10%, mientras que los precios de la vivienda podrían caer entre un 25% y un 35% en tres años y los enlaces de transporte con la UE, incluidos los viajes aéreos y el tren Eurostar, se podrían estancar.
Un desamparo jurídico al que, además, se vería sometida Irlanda del Norte, que con el acuerdo de diciembre se aseguraba la ausencia de fronteras físicas con el resto de Reino Unido, pero que podría convertirse en un territorio completamente aislado si no hay acuerdo. A lo que se une el riesgo de demanda de independencia por parte de Escocia, mayoritariamente contraria a la salida de la UE. Por último, el pago de los 44,33 millones de euros por el Brexit es el mayor escollo. Sin un acuerdo, Reino Unido teóricamente dejaría de pagar esta cantidad, así como su aportación anual a los Presupuestos comunitarios en 2019 y 2020, como estaba previsto.
Un impago que evidentemente sería recurrido por la UE en los tribunales internacionales.
Si ante este dantesco panorama los diputados británicos no ratifican el acuerdo podemos convenir que estamos ante un suicidio colectivo.