EL próximo mes de mayo tendrán lugar las elecciones europeas que se van a celebrar en un marco de situación de al menos diez crisis, en lo que podemos denominar “la multicrisis” europea”. Los sondeos previos predicen una gran fragmentación del voto, lo que conformaría una Eurocámara desconocida desde su fundación. Al menos seis grupos tendrán presencia relevante: Populares, Conservadores, Liberales, Ultraderecha, Socialistas, Verdes e Izquierda Unitaria. Para conformar mayorías europeístas se necesitarán tres o cuatro de ellas. Está en juego la estabilidad misma del proyecto europeo, e incluso, la posibilidad de que desaparezca si las fuerzas contrarias a la UE son capaces de alcanzar una minoría de bloqueo que asfixie a las instituciones europeas. A este amplio repertorio de crisis nos enfrentamos:

Brexit: La primera salida de un miembro de la UE, además una de sus principales potencias, supone un cuestionamiento básico del proyecto de construcción europea.

Los chalecos amarillos: El presidente Macron, que solo lleva 18 meses en el Elíseo, se tambalea y las revueltas de los chalecos amarillos están poniendo en jaque la V República. Un movimiento de protesta de bases social tan amplio como heterogéneo y difuso en su dirección, pero que cuestiona a la UE y que ha extendido sus manifestaciones a Bruselas.

Sucesión en Alemania: La Canciller Ángela Merkel, líder indiscutible de la Unión Europea durante casi dos décadas, ha anunciado su retirada política. En su país, los dos grandes partidos CDU y SPD están en claro declive electoral y tratan de dar estabilidad mediante grandes coaliciones que están ensanchando el espacio de la ultraderecha.

Gobierno bipolar italiano: El gobierno de coalición de la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas cuestiona la pertenencia al euro y el pacto de estabilidad económico de la Comisión Europea. El mayor exponente del reto del Ejecutivo transalpino es su proyecto de presupuestos que duplica el déficit permitido por Bruselas.

Los Estados de Visegrado: El grupo de Visegrado -Polonia, Hungría, Chequia y Eslovaquia- se han convertido en un núcleo de presión del Este y Centroeuropa contra las políticas de la UE. Cuestionan el Tratado en temas de derechos fundamentales y libertades. Se han convertido en los abanderados contra la inmigración, a raíz del éxodo de refugiados sirios.

La “Nueva liga hanseática”: Dinamarca, Estonia, Finlandia, Irlanda, Letonia, Lituania, Países Bajos y Suecia forman un grupo partidario de la ortodoxia presupuestaria y contrarios a la reforma de la zona euro, así como de incrementar el presupuesto de la UE destinados a políticas comunes. Se han convertido en una minoría de bloqueo que frena los intentos de avance del eje franco-alemán. El riesgo de bloqueo de los presupuestos 2021-2027 es real, lo que podría suponer un colapso de las instituciones europeas.

Auge de la ultraderecha: Se trata de un fenómeno paneuropeo que está presente en la práctica totalidad de los Estados miembros de la UE. España acaba de incorporarse a esta situación con la entrada de Vox en el Parlamento de Andalucía. Les une la xenofobia y la eurofobia. Cuestionan el modelo de Unión y la propia existencia del proyecto común europeo.

Crisis migratoria: Pese a que los datos de migración hacia la UE este año son los más bajos desde el inicio de la crisis de Siria, la percepción ciudadana de pérdida de seguridad y de derechos sociales por su llegada, supone uno de los principales retos de la política europea. La incapacidad de poner en marcha una política común está dando alas a los gobiernos europeos más a la derecha, partidarios de políticas de mano dura con los migrantes.

Guerra comercial de Estados Unidos: La Administración Trump está apretando en su política proteccionista mediante la imposición de aranceles al libre comercio con la UE y, especialmente, con China. La tensión está produciendo un clima de pre-recesión con pérdidas de los valores en todas las bolsas del mundo.

Crisis de seguridad: Mientras Estados Unidos cuestiona el modelo de defensa occidental de la OTAN y propugna una mayor contribución de los Estados europeos a la misma, Rusia incrementa su presión en Ucrania, siguiendo el programa de Putin de expansión de fronteras hacia los territorios de la antigua Unión Soviética. Además, la amenaza del terrorismo yihadista sigue presente instalada en nuestro interior como lo demuestra el último atentado de esta semana en Estrasburgo.