La pregunta que todos nos hacemos alguna vez cuando se reúnen los líderes europeos o recibimos noticias desde Bruselas, más o menos incomprensibles, referidas a las instituciones europeas, es ¿qué hace Europa por mí? Ese grado de utilidad de una organización supranacional a la que hemos cedido gran parte de nuestra soberanía, resulta muy difícil de objetivar y es, en buena medida, uno de los principales problemas a la hora de vender en positivo la Unión Europea (UE). Todo lo relativo a Europa es demasiado lejano y complejo como para salir a las calles a defenderlo. De ahí que los esfuerzos de las instituciones vayan encaminados ante las elecciones europeas del próximo mes de mayo a acercar esa realidad a los ciudadanos en su nivel de cercanía, el regional o local. En esa línea el Parlamento Europeo ha puesto en marcha una web (www.what-europe-does-for-me.eu) para que podamos saber con precisión lo que a UE está haciendo en aspectos concretos que nos afectan a nuestra vida diaria.

¿Qué hace Europa en mi región, en mi vida y en la actualidad?

Se trata de que a golpe de un clic sepamos que está haciendo la Comisión y el Parlamento Europeo en los distintos programas o en las directivas que se aprueban en Bruselas. Para ello la información se distribuye en tres apartados: lo que afecta a tu región, en el caso del Estado español, tu comunidad autónoma; lo que te afecta en tu vida, es decir, en salud, educación, medio ambiente... y la actualidad más cercana. En definitiva, información práctica y concreta sobre nuestro ámbito, sobre nuestra profesión y nuestros pasatiempos. La web responde a preguntas sobre cómo afecta la UE, por ejemplo, a las familias, la atención sanitaria, las aficiones, los viajes, la seguridad, las opciones del consumidor y los derechos sociales o cómo apoya la UE las personas en su vida profesional en decenas de trabajos, desde los apicultores, a los conductores de autobús o a los fabricantes de cerveza. Un proyecto que integra cerca de 2.000 informaciones en total.

defenderla de los eurófobos

De esta forma, el Parlamento Europeo pone en marcha su arsenal informativo para tratar de ganar el voto europeísta de cara a las elecciones de mayo de 2019. Unos comicios que van a resultar críticos para el futuro de la construcción europea. De la conformación de la Eurocámara va a depender en gran medida si avanzamos en el conjunto de reformas que la UE precisa o si el auge de los partidos populistas y ultranacionalistas hace saltar por los aires los consensos básicos de las políticas comunes. En ese objetivo, la movilización del voto joven va a resultar vital. Tenemos ejemplos claros de la trascendencia que tiene que los jóvenes se movilicen por Europa. El Brexit triunfó por su abstención en el referéndum, mientras que Macron dio un vuelco histórico a los resultados de las presidenciales francesas, en su batalla contra Marine Le Pen, porque con la bandera europea como principal emblema, llevó en masa a las urnas a los jóvenes galos. Unos jóvenes a los que hay que llegar con mensajes concretos y muy claros.

La cercanía, factor de éxito

Si queremos que la gente tome conciencia del valor de Europa en sus vidas y lo que podría significar perder todas las conquistas comunes de estos últimos sesenta años, además de recurrir a la memoria de las guerras mundiales, que siempre deben estar presentes, tenemos que romper la barrera de la distancia con Bruselas. Algo que solo se puede lograr redoblando los esfuerzos de cercanía local en los proyectos y en la información de la UE. Es la única manera de garantizar no ser puenteados por los intereses particulares de los estados miembros. Unos estados que interpretan la realidad europea según les conviene: si de Bruselas viene una mala noticia, la culpa es la UE y si viene buena, es porque ellos han sido los protagonistas. Su forma de comunicar Europa es la más nociva para la Unión, son los principales enemigos a la hora de sensibilizar a sus ciudadanos de lo que nos jugamos en Bruselas. Empeñados en convertir Europa en un mercadeo barato de intereses particulares, son incapaces de actuar con la necesaria responsabilidad colectiva del bien común. Es, sin embargo, la Europa de las Regiones la más leal con el proyecto europeo, porque saben bien lo mucho que les ha beneficiado la UE. De ahí que debamos jugar a lo local para defender lo global.