se ha llamado la era de la posverdad cuando, en realidad, ese neologismo no deja de ser un ropaje que oculta la tendencia al engaño mediante el uso, abuso o manipulación de medias verdades con el objetivo de infiltrar ciertos bulos que prosperarán en la medida en que sean verosímiles, utilizando para ello un alto porcentaje de verdad, aunque no sean verídicos. Puede parecer una contradicción, pero no lo es, tal y como ha quedado demostrado en múltiples casos de estafa piramidal, en el que la verdad de la rentabilidad prometida solo se cumple cuando nuevos inversores financian con su dinero el beneficio de los primeros y la riqueza del estafador.
Claro que semejante estrategia no reside únicamente en estafas de este calibre. La manipulación de datos reales también puede establecer una imagen que, a priori, no se corresponde con la verdad. Es el caso de la cooperativa de consumo Eroski, que se encuentra en una fase inicial para refinanciar los 1.690 millones de euros de crédito sindicado que vence el 31 de julio de 2019. Dispone, por tanto de un margen de 15 meses para negociar. Tiempo más que suficiente, aunque las informaciones, antes aludidas, añaden una tensión entre los negociadores y el riesgo de que la cooperativa vasca se vea en la obligación de dejar de serlo.
Por tanto, estamos ante un escenario preocupante. En principio, las diversas informaciones publicadas hace escasamente dos semanas ponían en duda la posibilidad de que Eroski pueda refinanciar su deuda, ya que los bancos acreedores (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell) exigen una mayor venta de activos. Una exigencia a la que Eroski se ha negado en rotundo, remarcando su voluntad de continuar con su estatus como cooperativa, ya que “el proceso de ventas ha terminado y aunque es posible que haya alguna pequeña desinversión de algún centro, para quedarnos después en régimen de alquiler, tal y como hemos venido haciendo en los últimos años, no nos desprenderemos de más activos”.
En base a la cláusula firmada en la última reestructuración de la deuda (2015) donde se señala, en caso de algún tipo de incumplimiento, la posibilidad de que un socio que entre en el capital de la compañía, se ha llegado a decir que los citados bancos piden a Eroski que cambie su naturaleza jurídica, es decir, dejar de ser cooperativa y convertirse en una sociedad anónima, si quiere conseguir un alargamiento de cuatro años de los 2.300 millones de euros que adeuda. El problema lo tienen las entidades financieras, ya que con el actual modelo de cooperativa no podrían ejercer el derecho a cobrar mediante el canje de los créditos por capital como ocurrió, por ejemplo, en 2011 con Supersol.
LA OPINIóN DE EROSKI Situación, en consecuencia, muy delicada según los datos aportados que son reales, pero que dista mucho de la visión que tienen los dirigentes de la cooperativa, ya que aseguran haber “cumplido los compromisos” adquirido en la última refinanciación. No dudan que la negociación será compleja, razón por la que han iniciado el diálogo con más de 15 meses de antelación a la fecha de vencimiento, al tiempo que aseguran que los resultados del último ejercicio (que se conocerá a finales de este mes) arrojará unos beneficios netos gracias, en parte, a que la reactivación de la economía ha propiciado un crecimiento de las ventas. En definitiva, esos resultados despejarán cualquier duda respecto al futuro de la cooperativa y su capacidad para hacer frente a sus deudas.
Hasta aquí la exposición de los argumentos por ambas partes. Nada hace pensar que los datos aportados por unos y otros sean inciertos. Es real que la deuda está ahí, como también lo está la citada cláusula, la venta de activos de los últimos años y un adelanto de los resultados que es positivo. Entonces, ¿por qué sugerir un cambio en la estructura societaria que crea un escenario preocupante para la compañía y para los 8.000 cooperativistas?
Regresamos al comienzo de estas líneas, al hecho de estar en la era de la posverdad que utiliza datos reales para crear un posible y previo escenario conflictivo que justifique el jaque mediático en su doble acepción: Jugada del ajedrez en que se amenaza directamente al rey del contrario (el estatus societario de Eroski) y preocupación e incordio por la situación financiera de Eroski que inquieta a los acreedores. Dicho en pocas palabras: la preverdad verosímil, aunque no se corresponda con la situación real.