POR conciencia cívica y convencimiento personal, estas líneas de opinión no pueden comenzar hoy sin mostrar la adhesión absoluta al homenaje que el pasado viernes recibieron los empresarios vascos como víctimas que fueron de la extorsión, secuestros y asesinatos por parte de ETA. Vaya por delante el reconocimiento de este humilde plumilla a quienes han sido, son y serán piedra angular del bienestar social en el País Vasco, que sufrieron en sus carnes, familias y negocios la violencia del terrorismo, así como la insensibilidad de la sociedad. Barkatu eta eskerrik asko.
Ahora sí. Ahora ya podemos entrar en materia económica y poner sobre la mesa los datos que hemos conocido la pasada semana en materia laboral e industrial, traducidas al ritmo de creación de empleo o su alter ego, el paro, que es donde reside la mayor preocupación de la ciudadanía vasca, según las últimas encuestas y, en consecuencia lógica, donde debiera residir la mayor ocupación de políticos, empresarios y sindicatos, ayudando para fortalecer la economía vasca, la creación de empleo y el consumo. Permítanme una puntualización al hilo de estas prioridades sociales: Una sociedad no puede considerarse justa ni equilibrada si el empleo no garantiza salir de la pobreza.
Hecha esta aclaración, vayamos a las conclusiones que nos dejan los datos aportados por el Eustat en materia de empleo, así como las declaraciones de la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, que esta semana pasada ha presentado en el Parlamento Vasco el Plan de Industrialización 2017-2020. En ambos casos hay secuelas inquietantes e indicios alentadores. Confrontadas unas y otros en el mismo plano de coordenadas, resulta evidente que las primeras demandan medidas urgentes, mientras que las segundas se encuadra en el capítulo de importantes.
cREACIÓN DE EMPLEO. Resulta primordial tratar de paliar la inquietud que provoca la debilidad en la creación de empleo, según los datos del Eustat. Más aún, cuando el tercer trimestre deja un descenso de 9.000 personas en la población vasca ocupada, interrumpiendo la tendencia positiva que se había registrado en los diez trimestres precedentes. Se podrá argumentar aspectos como la estacionalidad, pero esta circunstancia no fue obstáculo en los mismos periodos de los años 2015 y 2016. Estamos, por tanto, en una situación complicada con sectores, como el de servicios que ha perdido 11.300 puestos de trabajo, que muestran cierto cansancio.
Claro que, por otro lado, es alentador comprobar que el sector industrial sigue siendo el mayor generador de empleo, aumentando en 3.200 puestos de trabajo en el referido tercer trimestre. Pero este dato dice poco para las 5.000 personas que se han incorporado al colectivo de parados que en Euskadi asciende a 118.900 personas que no ven una luz al fondo de ese dramático túnel. Y, puestos a segregar por edad y sexo, vemos que son los jóvenes y las mujeres los más perjudicados.
iNVERSIÓN PRIVADA. También es inquietante la realidad actual, el día a día del sector industrial que ofrece varios botones como muestra de ello (Arcelor, Fagor, CEL, etc.). Siendo, como es, piedra angular de la economía vasca, ha visto reducida estos últimos años la inversión privada, en especial las destinadas a I+D+i, un hecho que no ayuda a mantener la competitividad empresarial, en palabras de Arantxa Tapia, quien también reconoció que el empuje de la industria vasca no se ha recuperado del todo desde el inicio de la crisis (ha perdido más de cinco puntos en su aportación al PIB) y otro tanto se puede decir del empleo.
Esto significa que el escenario industrial presenta un perfil competitivo poco halagüeño, al menos en el corto plazo, dado el escaso desarrollo de servicios y tecnologías avanzadas (menor inversión privada) y los elevados costes laborales y energéticos. Estas condiciones ambientales restan valor a los indicios alentadores referidos a la creación de empleo industrial o al anuncio de que el Plan de Industrialización 2017-2020 contará con un presupuesto directo de 1.225 millones de euros.
Como bien dice la consejera responsable de la cartera industrial, si se quiere tener más y mejor industria, necesita diversificarse y el Ejecutivo presidido por Urkullu se compromete como compañero de viaje e intensificar la atención a las pymes para que no se queden descolgadas de un proceso en el que el liderazgo debe ser privado.