LA decisión británica de abandonar la Unión Europea -el Brexit - ha removida las aguas políticas de la Europa del Este tanto como las de la propia UE y Gran Bretaña.
Aunque en ninguna de las naciones que espiran a ingresar próximamente en la Comunidad se dice lo que se piensa, la razón de sus inquietudes son evidentes. Por un lado, temen que el principal motivo del Brexit - la repulsa a la inmigración masiva de “periféricos” (europeos del este) y tercermundistas - se generalice en el resto de la UE. Por otro lado, existe el temor de que la Europa Comunitaria sin el Reino Unido disponga en un futuro cercano de todavía menos fondos que ahora para incorporar y promover a los nuevos miembros a un nivel económico y cívico similar al del núcleo occidental de la UE.
Los dirigentes occidentalistas de las naciones de los Balcanes Occidentales (la antigua Yugoslavia) así como Ucrania, Moldavia y Georgia tienen en sus respectivos países un papel cada vez más difícil. Y es que el rechazo occidental ha espoleado un contra-orgullo nacional tan fuerte como alejado de la realidad (las actividades delictivas en la UE de ciudadanos y bandas organizadas oriundas del Este son innegables y superan frecuentemente el índice nativo de criminalidad). Esta actitud alimenta cada día con más fuerza a los partidos y dirigentes rusófilos de las naciones aspirantes que insisten en una orientación político-económica promoscovita de todos estos Estados que se ven su ingreso en la UE aplazado poco menos que ad calendas grecas; es decir, a nunca jamás.
Este análisis es fácilmente impugnable porque los sentimientos se deducen, pero no se ven ni se cuentan. En cambio los presupuestos sí que se cuentan. Ya ahora la UE tiene unos fondos muy exiguos -‘insuficientes’ sería una definición más apropiada- para promover las infraestructuras básicas de las naciones en lista de espera para el ingreso. Y sin las aportaciones británicas a la caja común, seguramente que serán aún menores. Pero incluso las partidas presupuestarias actualmente vigentes son decepcionantes. Así, el Fondo de aproximación para ayudar a los aspirantes de la ex Yugoslavia hasta 2020 asciende a unos mil millones de euros. Esto es la sexta parte de los fondos destinados a la mejora del transporte y la industria energética de Rumanía, un espacio europeo que cobija un número similar de habitantes que toda la ex Yugoslavia extracomunitaria. Pero Rumania ya es miembro de la UE?