LA nueva legislatura en Euskadi arranca con cierta esperanza, que no con optimismo. El Parlamento Vasco fue capaz ayer, al menos, de reactivar las ponencias sobre autogobierno y convivencia, dos de los temas clave que forman parte de la agenda vasca y que marcarán el devenir de los próximos años. De ahí nace la esperanza, de que los partidos van a dialogar en sede parlamentaria con el objetivo de alcanzar consensos lo más amplios posible respecto al nuevo estatus político para Euskadi y sobre las bases de la memoria y la convivencia que cierren las heridas tras décadas de terrorismo y violencia. Por contra, el desmarque del PP siquiera en el consenso para la mera puesta en marcha de estos dos foros, los recelos de EH Bildu y las evidentes diferencias entre todas las formaciones a la hora de la concreción es lo que no invita al optimismo.

La nueva administración de Donald Trump en EE.UU. acaba de acuñar el término “hechos alternativos” para referirse a la mentira de toda la vida. Cuando la realidad no te gusta, inventas “hechos alternativos” -un imposible: hechos solo hay unos- y santas pascuas. Aquí también se estila.

Las ponencias nacen gracias al encaje de bolillos y de ahí deriva también su fragilidad. No de la ausencia del PP en la de Memoria y Convivencia y su desmarque en la de Autogobierno -en la que, sin embargo, participará-, sino por su actitud de desdén y desgana en ambas, unida al talante y discurso de EH Bildu, que en algunos casos parece empeñado en dar la razón a los populares.

Lo dejó bien claro el portavoz y líder del PP, Alfonso Alonso: “Esta es la soledad en la que nos hallamos, que tampoco es nueva. Pero este es el discurso que acabó con ETA”. El PP está cómodo en esa soledad. Como lo está la izquierda abertzale incomodando a los demás mientras juega a buscar el consenso. Y, sin embargo, como recordó Pili Zabala (Elkarrekin Podemos) a los populares: “Ustedes también son necesarios”.

Julen Arzuaga (EH Bildu) arrancó su intervención sobre la ponencia de Memoria y Convivencia hablando de la agresión sufrida por la hija de una presa y de la situación de los reclusos. Alfonso Alonso (PP) lo hizo recordando el aniversario del asesinato de Gregorio Ordóñez por parte de ETA. Pili Zabala (Elkarrekin Podemos) comenzó entre lágrimas y el nudo en la garganta rememorando a su hermano, víctima de los GAL, y “los 28 años que lleva sin hablar”. Las heridas están en carne viva y la ponencia debe abordarlas y cerrarlas. Trabajará, según el acuerdo alcanzado ayer, bajo el prisma de la “deslegitimación del terrorismo y la violencia”, la gran tarea, necesaria y aún urgente, como la memoria, la convivencia, las víctimas, la política penitenciaria, la libertad, la paz y los derechos humanos, tareas citadas en el texto aprobado ayer.

El problema será cuando algunos extremos, como se palpó ayer, busquen “hechos alternativos” a la verdad que no les guste.