SIN pasar por Moncloa y teniendo en cuenta que los trayectos nacionales del puente aéreo pueden venir a salir más caros que un viaje continental, aún con oferta, tampoco gusta que los de los nacionalismos minoritarios (en comparación con los nacionalismos numerosos, aquellos con Constitución propia eta guztiz) viajen y conozcan mundo, ni viceversa. Mujeres, Hombres y la Legalidad para casi todo, a poder ser de Pirineos hacia abajo en dirección Peñón -onomatopeya de escozor, cada uno la suya- y hacia arriba, hasta el embudo nórdico.
Algo tendrá de hito a la vista del sarpullido general, el viaje allende tribunales y otras fronteras terrestres a saludarse entre independentistas de aquí y de allá, porque lo que no había en la sala del hemiciclo fue mucha euroseñoría de la que, más o menos, se agrupa por afinidades tales como populares, progresistas, conservadores, liberales, izquierda, verdes y otros lobbys de la UE de los pueblos ya reconocidos. Anyway, según los más optimistas del lugar se dieron cita 500 personas con la oreja puesta hacia la cantinela del referéndum de independencia en Catalunya, notoria y escasísima la presencia de asistentes españoles, no políticos no prensa, que no se dejan rozar por el procés menos aún en el extranjero.
Hay que ver cómo se paga la seria decisión de no encontrar la mano tendida del presidente Rajoy. Ni un mandatario, ni un dirigente, ni un pobre titular en la portada de The Times con que enjugar las lágrimas separatistas. Escasa repercusión, mínimo eco mediático en Estados Unidos y los periódicos europeos de la conferencia enmascarada. El fracaso llega a tal punto que, sin que se hubiera cursado petición de audiencia, se da la circunstancia de que no se ha llegado a organizar una mínima visita de la delegación independentista a los despachos institucionales. Tampoco hubo quien excusara su ausencia, cuentan los cronistas de la capital.
La UE, que no suele ser parte de la solución, por más que se le pida, tampoco es de por sí de girar la cabeza y fijar la vista en asuntos internos, en el concepto amplio del adjetivo plural. A modo de ejemplo está la secuencia de discusión de los términos de la separación de Reino Unido, por mencionar cosas de comer y accidentes geográficos que comunitariamente sí duelen. A los socios no les toques la fachada de unidad, que están a punto de frenar las incertidumbres generadas y acordar una postura conjunta.