MASATADA Ishii, entrenador del Kashima Antiers, preguntado por la no expulsión de Sergio Ramos, respondió con mucha educación: “el árbitro no fue lo suficientemente valiente”. El árbitro, el zambiano Janny Sikazwe, se echó la mano al bolsillo para sacar la segunda tarjeta amarilla, preludio de la roja, para sancionar según reglamento una clara falta del central madridista a Mu. De repente, a Sikazwe se le congeló el gesto. Por el pinganillo, al parecer, entraron las órdenes oportunas: “¡Ni se te ocurra...!”. Era el minuto 89, el marcador estaba igualado a dos goles, la final del Mundialito se encaminaba a la prórroga y con los blancos lívidos del susto efectivamente, Sikazwe no tuvo la ocurrencia. Así que Sergio Ramos pudo disputar el resto del encuentro, donde la perseverancia de los japoneses no fue suficiente para cambiar la fuerza del destino. Porque el tipo aquel a lo peor dio las órdenes oportunas con la insana pretensión de preservar el orden futbolístico evitando un cataclismo, la gran revolución. Ya parecía una desmesura que por vez primera un equipo asiático accediera a la final, pero eso de ganarla... Y encima al reputadísimo Real Madrid. Tras la no expulsión de Ramos y lo que pudo ser y no fue a instancias jerárquicas surgió Cristiano Ronaldo que, a favor de corriente, anotó dos goles en la prórroga, se llevó todos los honores, y entonces sus exégetas sacaron el laúd e invocaron la Champions, la Eurocopa con Portugal y, por supuesto, el Balón de Oro (¿vieron anoche a Messi?). Sepultado por el éxtasis madridista, nadie tuvo la indecorosa ocurrencia de mentar la bicha en día de exaltación. Estamos hablado de un gran jugador, pero también de un presunto defraudador de dimensiones igualmente galácticas. A la espera de acontecimientos, Hacienda reconoce que le está investigando desde hace tiempo, luego al parecer hay sospechas fundadas. Ronaldo invoca su buen nombre y sin embargo en ningún momento ha planteado querellarse contra quienes publicaron que despistó la barbaridad de 150 millones al paraíso fiscal de Islas Vírgenes. ¿No sería lo normal y lógico si uno tiene la conciencia tranquila y un dineral para pagar a un ejército de abogados?

Claro que quien haya visto el Real Madrid-Kashima tiene argumentos suficientes para formarse un criterio propio e interpretar, o no, como una sinsorgada lo aquí escrito, además de tacharlo de manipulador y demagogo. Pero el futbolero en general y el hincha del Athletic en particular saben de sobra de qué va este asunto y poseen capacidad de juicio para valorar estas cuestiones, razón por la cual me ha encantado saber que Iker Muniain todavía cree en el Cuarto Poder, o sea, que el personal lee nuestros mensajes, se queda abducido por ellos y en consecuencia despotrica contra los chicos de Valverde. Hombre. Nadie ha dicho que si no se gana fuera de San Mamés se “acaba el mundo”, según apuntó el muchacho, quien al referirse al Celta añadió: “Juega de tú a tú, parecido como nosotros jugábamos con Marcelo (Bielsa) hace unos años”. ¿Quiere decir que el Athletic ya no juega de tú a tú, sobre todo a domicilio y por eso pierde? ¿Acaso añora al técnico argentino? ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

Probablemente sin quererlo, Iker Muniain se ha metido en camisas de once varas, aunque probablemente también refleja el sentir de la plantilla y su intolerancia hacia las críticas, pero eso es una cosa y otra muy distinta es llamarle mentecato al socio, que ve los partidos, en casa y fuera, conocen de qué pie cojea cada jugador y tampoco precisa que los periodistas les hagamos un croquis de situación.

Los clubes, cada vez más, utilizan sus propios medios (la web) para propalar las noticias que más les interesan, saltándose así al mensajero tradicional, del que recelan por su disposición a interpretar. En una cosa coincidimos de pleno: “Aquí estamos para ganar”, añadió Muniain. Porque para eso les paga un pastón y a causa de eso están expuestos tanto al público como a la opinión. Y al que no le guste...