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El error de la nostalgia

HA sido leer la noticia bajo la quecabalga este suelto y engrasarselas bisagras del baúl de la memoria,un arcón del que rescato una vieja viñetade Quino. Antes que contarla y destriparlacon torpeza corro a reproducírsela talcual me viene a la cabeza. Ahí les va.Manolito : Decime, Felipe ¿es cierto que enla escuela los maestros pegan a los chicos?Felipe: No, eso era antes, hoy las cosas hancambiado mucho.

Manolito : ¿Ahora son los chicos los quepegan a los maestros?

Felipe : ¡No, hombre!... ¡Tampoco! (se va y lodeja solo a Manolito)

Manolito : ¡Como siempre!... ¡Aquí los cambiosnunca son de fondo!

La noticia se cuenta rápido. Han cambiadotanto las tornas que asombra leer cómo hacrecido el número de adolescentes queacompañan a sus madres a los centros dedesintoxicación etílica, presas de las garrasdel alcohol, una droga que atrapa y atrapaen una lenta pero tenaz presión. Leído así,da un nosequé de extraño pánico volver alos cuadernos de caligrafía y leer algo asícomo “mi mamá se mama”.

“No necesito alas para volar, prefiero LSD”,cantaba Extremoduro, sin caer en la cuentajusto en eso, en que el tortazo tras el vueloiba a ser de campeonato. Alerta Rafael Cortés,un hombre que sabe de lo que habla encuestión de estupefacientes, que nos quedamosestupefactos al encontrar una piedra dehachís en el bolsillo del pantalón de nuestrohijo, el mismo al que miran casi con nostalgiacuando llega a casa ?si es que llega...?con alguna de aquellas tremendas borracherasde la primera juventud. Se le fue la manoal niño, dicen con indulgencia. Ahí se abreuna puerta que...

Es eterno y estéril el debate entre las drogaslegales y las ilegales, entre el negocio conIVA y el saqueo a los consumidores clandestinos.Las sustancias que le transportan auno de un mundo a otro han existido desdetiempos inmemoriales. Es el uso que se hacede ellas el que dibuja un par de tibias y unacalavera en el futuro de cada cual. Y es justoahí, en el uso y el abuso, donde se juegan lascartas más peligrosas. ¿Cómo controlar esedesmán...? Hemos soltado las correas alperro de la prevención que se fue con vientofresco. Ya solo queda la educación