LA noche estuvo movida en Balaídos en el cierre futbolístico de un 2015 que para el Athletic ha sido muy positivo. El colegiado andaluz Pedro Jesús Pérez Montero no estuvo brillante en las acciones conflictivas que tuvieron lugar en ambas áreas. Fue el caso de la jugada que tuvo lugar en la primera parte, minutos antes del descanso. Cabral le dio un empujón desmedido a Aduriz que fue merecedor de penalti. El árbitro se equivocó porque el defensa celtiña no midió sus ansias por impedir la presencia del donostiarra. Instantes después, en esta ocasión en el área del Athletic, Laporte se despreocupó del balón y derribó a Wass. Otra pena máxima que Pérez Montero dejó sin señalar. También en la primera parte, en el minuto 16, Aduriz hizo falta por detrás a Pablo Hernández antes de que este controlara con el brazo el balón. Aquí sí acertó el árbitro. Lo mismo que en el minuto 24, cuando mostró la tarjeta amarilla a Mikel San José por una patada al mismo jugador celtiña. En el segundo acto, Bongonda se metió en el área y ante la presencia de Etxeita se tiró descaradamente por la que debió ser amonestado. En el minuto 55, Pérez Montero anuló un gol firmado por Aduriz. El delantero donostiarra estaba en fuera de juego. Cinco minutos después, existe un empujón a Iñaki Williams por detrás de Jonny cuando el delantero rojiblanco pisa la zona de peligro del Celta. La verdad es que la acción fue dudosa. Existe el desplazamiento, pero Pérez Montero no señaló la pena máxima. No lo tengo muy claro, por lo que me quedo con la decisión del colegiado de Linares, que, en líneas generales, cometió pocos errores, pero fueron significativos, ya que se produjeron en ambas áreas. Por suerte, el Athletic sumó tres importantes puntos.