PARA nosotros es una joya, dijo Ernesto Valverde sobre Aritz Aduriz, e ironizó al respecto: “Esperemos que no le fiche el Barcelona”, conocido que la vieja dama catalana gusta engalanar su hermosura futbolística con las piedras más preciadas y relumbrantes del universo. Es probable que Luis Enrique haya mirado su carné de identidad, como lo mira sistemáticamente el marqués Del Bosque cada vez que le preguntan sobre cómo diablos no convoca al delantero centro más en forma e inspirado que tiene a su disposición.

En el lapso de cuatro días, Aduriz ha marcado cinco goles que procuran al Athletic un panorama espléndido. Con los dos que anotó al Augsburgo el pasado jueves, el equipo rojiblanco se quitó de encima las urgencias clasificatorias europeas y podrá dosificar sin presión el esfuerzo de sus hombres en el intenso calendario que les aguarda en las próximas semanas (Liga, Europa League y Copa, con la eliminatoria ante la Balona). Con los tres que le endosó al Rayo, además de llevarse la pelota a su casa por todo el morro, reengancha al Athletic en el campeonato liguero, situándole a cuatro puntos de los puestos de Champions y reduciendo al grado de lapsus calami la derrota del domingo anterior en Granada.

Lo bueno del asunto es que lo suyo no se trata de una buena racha ni es flor de un día, sino de prestancia, pues el delantero guipuzcoano lleva anotados 20 goles, diez en la liga, en lo que va de temporada, superando al reputadísimo Luis Suárez, por ejemplo. Aduriz, en fin, se ha convertido con sus goles y denodado esfuerzo en cada partido en un referente incluso sociológico: No cuentan los años. Cuenta las ganas, el compromiso, la entrega y la perseverancia diaria en la búsqueda de una meta. Pero Aduriz, ¡ay!, también ha adquirido, consciente de su buena forma, experiencia y liderazgo, un alto grado de autoridad moral entre la hinchada rojiblanca. Es el viejo de la tribu, y por tanto tiene capacidad para ejercer de chamán: “El objetivo ahora es intentar ganar la Europa League”, señaló sin ambages tras consumar la victoria frente al equipo alemán.

Si duda, Aritz Aduriz está tan implicado en la causa rojiblanca que parece de Bilbao de toda la vida y lanza el órdago, pero no es el caso de Ernesto Valverde, un entrenador cabal, ponderado y poco entregado a las bravuconadas. Es de los que prefieren el “partido a partido”, frase futbolística desgastada de tanto invocar prudencia y cautela para evitar la venta fraudulenta de burras. “Ganar la Europa League es una ilusión, no un objetivo”, corrigió Valverde en consecuencia, para luego razonar en plan Pepito Grillo: “Es un absurdo que uno se ponga como objetivo ganar una competición que no ha ganado nunca”.

El caso es que Aduriz, a sus 35, mete goles de todos los colores y se pone la chupa de rebelde con causa, con lo cual estamos encantados: Porque, ¿de qué, si no, vive el hincha?

Pero también lo estamos con la moderación de Ernesto. Es muy curioso observar las palabras que la gente del fútbol activa para buscar un equilibrio que disimule la cruda realidad; o dicho de otro modo, su capacidad para echarle jeta a la cuestión. En vísperas de visitar el Camp Nou, Eusebio Sacristán afirmó que veía a sus jugadores con capacidad e ilusión para ganar al Barça. Tras el encuentro, aseveró: “Estoy muy satisfecho con el rendimiento, atrevimiento, desparpajo y mentalidad de los jugadores”. “Es un pasito más para seguir creciendo”, dijo. Como saben, entre una y otra oratoria tercia un rotundo 4-0. Es decir, ante semejante paliza, mejor se está calladito. O como diría el inefable Caparrós: clasificación amigo, pues el infierno está lleno de buenos propósitos y mejores intenciones.

El caso es que Aduriz reventó el partido frente al Rayo Vallecano al minuto de juego, tras culminar un extraordinario pase de su colega Raúl García, quien a su vez corroboró así que no sufrió secuela física ni mental (estuvo tan preclaro) alguna tras el tremendo hostión que se dio conduciendo su despanpanante Aston Martin. Iturraspe regresó al equipo con buena nota, me parece de Lekue le cae muy bien a Valverde y le quiere promocionar, Iraizoz tuvo sus lagunas y acabó con un paradón (imagen de arriba) y el Rayo nos cae de maravilla, porque juega y deja jugar, y es propenso a las pifias, para más honra, fama y lustre de nuestra admirada joya.