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¿Unos Presupuestos sin Concierto?

Nadie quiere “recortes” en las Cuentas públicas, pero sin la herramienta del autogobierno habría que hacer ‘hachazos’

LA legislatura vasca afronta su último año con un panorama aún incierto, entre una crisis que no termina de morir y una recuperación que no acaba de nacer. De ahí que la estabilidad sea una de las preocupaciones principales del Gobierno de Iñigo Urkullu, que, dada su situación parlamentaria, necesita de apoyos para aprobar los Presupuestos de 2016. Unas Cuentas que, dada la coyuntura económica y también política, no son un mero trámite, como podría pensarse. Es cierto que los socialistas vascos han avalado los Presupuestos de Urkullu de 2014 y de 2015. Todo parecería indicar que, siguiendo esta lógica y dado el acuerdo de estabilidad y los pactos en diputaciones y ayuntamientos entre PNV y PSE, los de Idoia Mendia terminarán apoyando también los del próximo año. Pero no será gratis et amore. La gran pregunta es qué precio real van a poner los socialistas a sus votos, dicho en el buen sentido. La aprobación de las Cuentas se produce en los últimos días del año y todos sabemos que, por obra y gracia de los estrategas de La Moncloa, esta vez por esas fechas prenavideñas la campaña electoral estará muy dura. La experiencia nos dice que los periodos preelectorales no son precisamente propicios para los pactos, sino más bien para todo lo contrario, para diferenciarse lo más posible del adversario. De ahí que haya estado rápido de reflejos el lehendakari reuniéndose con Idoia Mendia al primer síntoma de dudas en las filas socialistas sobre posibles recortes, un asunto especialmente sensible y que será caballo de batalla electoral. De momento, la líder del PSE parece haber asumido las garantías de Urkullu pero a medida que se caliente el ambiente la cosa se puede torcer. Porque ¿qué son recortes?, ¿qué son materias esenciales? Son términos ambiguos que manejamos sin definir su alcance real, en especial en un contexto, el europeo, en el que la situación es la que es y los límites de déficit están perfectamente establecidos. Ayer, el lehendakari se afanó en ensalzar sus Presupuestos, cuyo trámite parlamentario empezará en los próximos días, y en recalcar que no solo no habrá recortes sino que la sanidad, la educación y la protección social serán prioritarias. En la misma comparecencia, Urkullu volvió a alertar sobre los riesgos que se ciernen sobre el Concierto vasco. Y es que quienes abogan por revisar o eliminar el Concierto deberían explicar con qué herramientas, con qué dineros, con qué recursos piensan elaborar los Presupuestos vascos de 2017 en el hipotético -pese a lo improbable- caso de que alcanzaran la Lehendakaritza. Eso no serían recortes, serían, como poco, hachazos.