El árbitro navarro Alberto Undiano Mallenco hizo un buen arbitraje aunque también es cierto que no tuvo jugadas conflictivas, pero las acciones discutibles las resolvió bien y, siendo sinceros, sacó todas las tarjetas que tuvo que sacar. Supo aplicar bien el reglamento en el minuto 16, cuando Iraola despeja hacia atrás un balón aéreo y la coge Iraizoz; y el señor Cristiano, que no sabe de reglamento, pedía cesión. También acertó en el 71, cuando el mismo jugador merengue pedía penalti en una salida de Iraizoz tras chocar con Etxeita. En definitiva, un buen arbitraje por parte de Undiano. En cuanto a la final de Copa, mucho se habla de la sede. Valencia nos viene fatal porque en la última final apenas había bares abiertos tras el partido en un radio de 800 metros; mientras que Sevilla nos viene mucho mejor, de no celebrarse en Madrid, y más después del éxito que tuvo allí la película 8 apellidos vascos.
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