DE lo malo, el consuelo (si lo hay) es que pudo haber sido mucho peor, de ridículo, si Piti hubiera anotado hacia el minuto 82. El Granada jugó el cuarto de hora final con nueve futbolistas y medio. Faltaba Insúa, expulsado por una dura entrada a Susaeta, y casi faltaba Piti, el bravo capitán del cuadro andaluz que, agotadas las sustituciones, prefirió seguir en el campo lesionado, con el riesgo consiguiente. Y maltrecho casi marca el gol del cojo.

Como saben, hasta comienzos de los setenta no se permitían los cambios durante un partido, de tal forma que si un equipo sufría la lesión de un futbolista una de dos: o se retiraba del campo de juego entre lamentos y jurando en hebreo o si el trauma no daba para requerir a la Cruz Roja y al cura con la extremaunción se quedaba por ahí renqueando, de medio estorbo. Memorable fue el gol del cojo que Canito enchufó a Ramallets, pues sirvió allá por 1955 para eliminar al Barça de Kubala en las semifinales de Copa, antesala de su decimonoveno título, conseguido frente al Sevilla.

Así que Piti estaba, pero parecía que no estaba. “¿Y a ese quién le cubre?”. “¿Para qué, no ves que está cojo?”. Y el cojo estaba solo y desamparado cuando chutó, el balón pegó en el poste y Valverde se puso lívido, pues el Athletic bajo su mando podría haber pasado a la antología del disparate, perdiendo ante el colista de la división, con nueve jugadores y medio y el gol del cojo.

El medio estorbo, o sea, Piti, tuvo otra en el último minuto, pero tampoco entró el balón en la portería de Iraizoz luego el Athletic estará para el arrastre pero tiene buen karma, con lo cual el hincha afligido y desorientado aún puede proclamar: lo que tú digas listillo, pero vivos en las tres competiciones.

Y el hincha que así lo ve tiene más razón que un santo. Demos un vistazo a la abigarrada semana. El Athletic compitió contra el Barça a todo tren, anotó dos goles al poderoso rival, falló otros dos, pero acabó recibiendo cinco, un palo de rango histórico sin duda, y sin embargo el personal todavía tuvo arrestos para aplaudir a sus derrotadísimos muchachos. Tres días después, en la Copa ante el Espanyol, la parroquia también salió reconfortada de La Catedral, pues a fin de cuentas lo que pudo ser una eliminación cantada acabó en empate con sabor a esperanza. Y luego, para rematarla, la chapuza de Granada. Sí, pero con un punto más en el zurrón, ¿o no?

Es curiosa la versatilidad camaleónica que tiene este desconcertante Athletic. Frente al Barça, en muchos ratos desplegó fútbol intenso y vigor físico. O sea, que en cierto modo se mimetizó con su adversario, salvando las distancias. Y ante el Granada ocurrió otro tanto, rivalizando ambos dos en estulticia balompédica. Contra el Espanyol simplemente sintió un ataque de pánico colectivo en cuanto encajó el gol del empate tras la pifia de Aurtenetxe, víctima de la presión que soporta una persona a quien su técnico le ha dicho por activa y por pasiva que no le quiere para nada y un buen día le saca para afrontar un partido transcendente.

Y ahora aparece la tercera pata del banco, la Europa League y el Torino, que allá por noviembre parecía un becerro desmochado y ahora bufa como un Victorino tras encadenar diez jornadas consecutivas sin perder (cinco triunfos y otros tantos empates). Viéndolas venir o quizá para justificar lo injustificable, Valverde deja caer que el exceso de partidos está pasando factura al Athletic, obviando lo obvio, que el equipo rojiblanco comenzó a naufragar desde los albores de la temporada. Otra cosa podría ser la saturación mental, y por ahí podía estar la clave, dando por hecho que la ausencia de Herrera no parece suficiente argumento para explicar la tremenda transformación experimentada por el conjunto rojiblanco.

Busquemos coartadas allende: ¿Qué le pasó anoche en Vigo al Atlético, que venía de apabullar al Real Madrid? O al propio Celta, que parecía muerto y ahora vuelve a volar. ¿Y al Villarreal, derrotado por un Rayo que apenas conocía la victoria en Vallecas? ¿Y qué me dicen del Barça, que después de perder en Anoeta y entrar en crisis se ha convertido en un torrente irrefrenable de goles y exquisito fútbol, con Messi recuperando de súbito su mejor versión?