Metáfora Nicolás
EN el universo de la tele, 2014 ha sido el año de Pablo Iglesias, Mariló y El Pequeño Nicolás, cada uno con su historia y un final indefinido. El caso del joven conseguidor y su precocidad política y mediática es el que suscita más interés, quizás por el dramático final que se adivina tras las bromas del momento. Es un personaje metafórico de la España actual en la que triunfan los pillos y se actualiza la picaresca y la corrupción de los poderes al tiempo que a su lado crece, imparable, la miseria. Fijémonos, antes que en las hazañas del veinteañero, en lo que sugiere su caricaturesca figura: mueve a la risa. ¿Es un clown, un actor monologuista, un apresurado Pancho López? Y siendo cierto que nadie le toma en serio, ¿quién se ríe de quién? Porque este chico se mofa del sistema, de sus grietas y de lo sencillo que resulta hacer carrera en los negocios y la política simplemente echándole cara y aprovechando la terrible ingenuidad de las famélicas instituciones estatales y sus dirigentes. Es impagable su contribución al desprestigio de los espías del CNI, el hazmerreir del mundo.
El Pequeño Nicolás no es consciente de que ha entrado en la penúltima fase de su trágico camino. Son cinco etapas. Primero fue su fulgurante irrupción en el escenario. Después vino su elevación a la categoría de ídolo juvenil y su licenciatura en éxito a la edad en que toca pasar apuros. La tercera escala es la de las dudas y la confusión, una mezcla de baile de disfraces y striptease surrealista. Ahora estamos en la cuarta fase, la destrucción programada del personaje mediante un aluvión de pruebas, unas falsificadas y otras reales, sobre sus fantasías y paranoica mente. Y los mismos medios que le encumbraron publican ahora la historia oficial del caradura, no más cierta ni falsa que la que antes mereció crédito absoluto. Tras esta calculada destrucción llegará su olvido. Telecinco le dará cobijo y como máximo será uno de sus patéticos frikis. Todo irá rápido. La mentira -la del pillo y la del poderoso- siempre tiene prisa.