EL griego Tasos Sidiropoulos debutó como árbitro en la Champions con una irregular actuación. Alternó momentos de buen arbitraje con otros en los que no supo cortar la dureza del juego. En el aspecto técnico estuvo al nivel europeo, donde, por ejemplo, los penaltis tienen que ser muy claros para que se señalen. Eso ocurrió en el área del Shakhtar en el minuto 42, cuando Rakitskiy agarró del brazo a Aduriz porque veía que el delantero rojiblanco llegaba al balón antes que el portero. Fue un claro agarrón que debió ser sancionado con penalti, pero en Europa solo se pitan cuando son muy evidentes.
Sidiropoulos tuvo un mismo criterio con ambos equipos, aunque el Shakhtar se dedicó más a cortar el juego de los rojiblancos entrando con el pie por delante, lo que en la Liga es muy sancionado y en Europa, menos.
Tras un codazo de Aduriz al portero en un salto, el colegiado esperó para sacar la tarjeta. Lo hizo cuando comprobó que Pyatov sangraba y acertó porque el reglamento le obliga a amonestar cuando en una falta de este tipo hay sangre. Estuvo correcto en la tarjeta por pérdida de tiempo y se ahorró alguna otra. En definitiva, un aprobado justo.