Salvar a TVE
zapatero, el presidente que lo arruinó todo -la economía, la política, a Catalunya y también a su propio partido- dejó a TVE en estado vegetativo. Su loca ocurrencia de arrebatarle la publicidad causó grandes destrozos: arruinó sus cuentas, derrumbó su liderazgo social y desequilibró el mercado audiovisual a favor de las cadenas comerciales. Aquella desventurada Ley General Audiovisual, que inauguró la era de los recortes de derechos, la pagaremos durante décadas. Lo último son los 130 millones que el Gobierno central, vía SEPI, ha tenido que aportar para evitar la quiebra de la empresa pública. Más allá de que TVE fuese desde su creación el ministerio más oscuro del Estado y que su gestión haya sido irracional en grado superlativo, lo cierto es que tras la irrupción de los canales privados se hacía más necesaria que nunca la televisión pública como contrapeso de las bajezas e intereses de quienes pretenden quedarse con el sector estratégico de la comunicación como paso indispensable para controlar la democracia. Podemos derribar a los tiranos, pero es casi imposible librarse del dominio acaparador de las mafias, UTECA incluida, una vez acampan en el sistema. La gente con cierta memoria y algo de dignidad odia a TVE por lo que fue, un instrumento de la dictadura y la portavocía del sectarismo. De alguna manera la fortaleza de las privadas está basada en ese rechazo. Hay que fijarse en un dato objetivo: detrás de todas las campañas contra el modelo de televisión pública están siempre los esbirros del mercado. O los tontos, que se creen el discurso de la libertad por el ahorro. Hay un liberal en cada ciudadano indocumentado.
El impulsivo deseo de que TVE quiebre tiene una peligrosa derivada, que nos atañe: si cae la cadena estatal se hundirá tras ella ETB, porque aunque tengan historias y objetivos distintos forman parte del mismo lote conceptual contra el que se conspira. Si la comunicación queda en propiedad de empresas lucrativas, nuestra libertad tiene precio de saldo. Tras los recortes vienen las rebajas.