GitAna Urrutia
eTB tiene una nueva corresponsal. No en Washington o Bruselas, sino en el país más desconocido y distorsionado que existe, la realidad. A ese mundo ha viajado Ana Urrutia como enviada especial, a inmiscuirse entre colectivos marginales y descubrirnos lo equivocados que estamos con ciertos grupos y culturas. El formato elegido para la inmersión no es original y está inspirado en un reporterismo que hizo fortuna en Estados Unidos en la década de los sesenta y cuyo icono fue la perturbadora película Corredor sin retorno. Aquel modelo se ha concretado actualmente en el espacio 30 Days, de la cadena FX Networks, pirateado por Cuatro para el programa 21 días y su secuela Conexión Samanta, ambos conducidos por la intrépida Samanta Villar. A nuestra chica del tiempo, sin necesidad de recurrir a la osadía, le ha bastado su impresionante capacidad de conexión emocional para penetrar, en su primera incursión, en la vida de la etnia gitana de Euskadi y derribar sus tópicos y ratificarnos algunas de sus miserias, como la homofobia y la discriminación de la mujer. Nunca hubiésemos imaginado que entre esta gente existieran euskaldunes y simpatizantes del PNV.
Implicada exige mucho a Ana, porque su objetivo informativo y social es riguroso, aunque sin pretensiones. A la búsqueda de pulverizar los prejuicios hacia los gitanos, Ana se vio obligada a hacer el ridículo en bailes y fiestas, participar en los ritos de una iglesia evangelista, vivir los preparativos de una boda y ser vendedora de bisutería en un mercadillo, en parte como reportera incisiva y también como paya a la que se recibe como miembro del clan. Este doble papel contradictorio y los cortes intermedios con sus comentarios dieron al programa una agilidad infrecuente en un docureality.
Es probable que Implicada haya logrado mejorar la imagen pública de la conflictiva comunidad gitana, porque ha tenido la habilidad de mostrar sin filtros el lado humano de ese pueblo. No pudo tener mejor final que el saludo de una niña calé y su flamenco "gero y arte". Genial.