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Ni el verano nos salva de la crisis

Agosto suele ser el mes de las noticias de poco calado e incluso hubo tiempos en los que abundaban las llamadas en el argot periodístico serpientes de verano, que servían para magnificar o inventar informaciones que caían por su inconsistencia inmediatamente después. Desgraciadamente en este año 2012 ni siquiera podemos olvidar, aunque sea brevemente, la dichosa prima de riesgo, con esta crisis que ataca un día sí y otro también.

Las obscuras intenciones que, a modo de globo sonda, nos van filtrando en un cuentagotas insoportable se convierten en realidades al de poco tiempo, de tal manera que estamos acostumbrándonos a que nos digan que no para resultar finalmente que sí. La subida del IVA, la disminución de las pensiones, el copago farmacéutico, y tantas otras, hoy se han instalado cómodamente en nuestra realidad cotidiana y su primera e inmediata consecuencia ha sido el empobrecimiento individual, pero en un plazo medio de tiempo lo será también general de nuestra sociedad, y afectará gravemente a nuestro futuro ante la falta de las necesarias inversiones en educación, salud, investigación y apoyo al desarrollo empresarial y económico.

Ahora, de nuevo, planea la sombra del rescate y, mientras en los ministerios de Madrid se desgañitan diciendo que no, la mayoría pensamos que será que sí, dada nuestra ya larga experiencia en soportar las continuas mentiras de un gobierno en el que Rajoy se esconde con una actitud incalificable de ¿cobardía? ¿tomadura de pelo a la ciudadanía? ¿incapacidad? A lo que ni siquiera se atrevió Rodríguez Zapatero, que tanto mintió.

Lo peor de todo es la incertidumbre de qué más va a hacernos ese gobierno ultraconservador y empeñado en mantener y favorecer la corrupción a costa de la mayoría.

Tampoco el Gobierno vasco del señor López encara la grave crisis, a la par que demuestra su incapacidad de plantear iniciativas que contrarresten en la medida de lo posible la delicada situación actual. Como se acercan las elecciones, pretenden camelarnos con su argumento de que todo lo malo viene de Madrid (¿antes no?) y poniendo caras compungidas tienen el descaro de decir que lo decidido por sus socios del PP no se aplicará aquí si no les obligan. A modo de pequeños King Kong se golpean en el pecho en una teatralización ridícula, pues todo el mundo sabe de quién es competencia cada cosa, y a qué nos obligará el Tribunal Constitucional que, no lo olvidemos, defiende los intereses españoles y no los vascos.

Que las elecciones están muy cerca no hace falta verlo en una bola de cristal, pues en este país tan pequeño las noticias corren rápido como, por ejemplo, que en alguna institución dependiente del Gobierno de Lakua están abandonando ya y vuelven en septiembre tras las vacaciones a sus trabajos anteriores, sin ni siquiera cerrar como se debe la legislatura.

Menos mal que tenemos alternativa.